Aunque las imágenes del amor y la alegría abundan en las tiendas, las pantallas de televisión y las páginas de las revistas, para mucha gente, las fiestas navideñas no son en realidad tan alegres. Además de los estresantes cierres de fin de año, la disfunción de la familia o su pérdida, la mala alimentación y los hábitos de bebida, los días de invierno cada vez más oscuros y fríos, obviamente que es fácil no sentir que esta época pueda ser feliz y próspera.
Los recordatorios constantes de la felicidad de los demás en estas épocas se vuelven un recordatorio doloroso del amor y la felicidad que falta en nuestras vidas. Por esta razón, el mes de diciembre puede volverse especialmente difícil para los que tienen conflictos familiares, pérdidas, rompimientos, divorcios, soledad y problemas de salud mental.
Los sentimientos de depresión y un estado de ánimo negativo pueden afectar a muchas personas en las fiestas, y no sólo a los que hayan sido diagnosticados con depresión clínica. Aunque no hay información que sugiera un aumento comprobado en índices de depresión y suicidios en diciembre, y además, algunos estudios indican que la depresión y el suicidio en realidad aumentan en la primavera, algunos expertos consideran que la depresión navideña es un fenómeno bastante real. Y por supuesto, existen muchas evidencias que sugieren que éste es el caso.
He aquí algunos de los factores de riesgo que provocan depresión navideña, y cómo evitarlos:
Fijar expectativas poco realistas.
Cuando se espera una perfecta y blanca Navidad de postal es posible que sólo encuentres frustración y síntomas potenciales para una depresión.
«La gente tienen una idea o fantasía anticipada de una fiesta que le gustaría ver en la TV», dice Mark Sichel, psiquiatra y autor de Healing from Family Rifts (Curando las desavenencias familiares), dijo al HuffPost, y agregó que tiene que dar más consultas después de la temporada navideña. «En realidad, las cosas nunca son como la gente las imagina y con frecuencia resultan decepcionantes. Siempre hay conflictos familiares que salen a relucir durante las fiestas».
Especialmente en lo que se refiere a la familia, es importante cuidar las expectativas durante las fiestas y no esperar que todo sea perfecto. Si las fiestas tienden a ser una época de conflicto en la familia, o si acabas de sufrir la pérdida de algún ser querido, presionar a la familia para que todos se lleven bien o estén felices sólo provocará desencanto y ansiedad adicional.
Preocúpate por lo que tú tienes que agradecer, por tu hermana que hace que las fiestas sean tolerables, por tener un día libre, o por la promesa de empezar algo nuevo con el principio del año. Todo esto ayuda a combatir los sentimientos de deficiencia o falta.
«Hay que darse cuenta de que las fiestas se acaban, junta en un montón lo que tienes que agradecer», dice Sichel. «Ser agradecido es probablemente el mejor antídoto en contra de la depresión».
Tratar de hacer demasiado.
Durante las fiestas, la presión de tratar de hacer todo, como planear la fiesta perfecta, ir a casa a ver a la familia, aceptar todas las invitaciones, cumplir con todos los cierres de fin de año, puede volver loco a cualquiera. Y si eres propenso a la ansiedad y a la depresión, el estrés y la falta de sueño pueden afectar significativamente tu estado de ánimo.
Una mayor presión y el temor de no hacer lo suficiente son los detonadores más comunes de la depresión navideña, según Sichel.
«Si el perfeccionismo te deja atorado, te puedes sentir deprimido», dice Sichel. «Muchas personas sienten que no pueden hacer lo correcto, que decepcionan a las personas».
Comparar tu ser interior con el exterior de otras personas.
Tanto en la vida real como en las redes sociales, puede ser difícil evitar compararte con otros durante la Navidad. Si tu familia es menos que perfecta, o tienes un trauma del pasado por estas fechas, o tu carné de baile no está lo suficientemente lleno, comparar tus experiencias con otros es una receta perfecta para la tristeza y el aislamiento.
Como lo señala Sichel, estas comparaciones tienden a ser sesgadas y nos hacen sentir muy mal sobre nosotros mismos.
«La base de comparación de las personas no tiene fundamentos en la realidad porque la mayoría de las familias no tienen la Navidad perfecta que quisieran o la que recuerdan de su niñez», dice Sichel.
Hacer a un lado nuestro cuidado personal.
Para muchas personas, diciembre es la época más ocupada del año. Las presiones de trabajo se amontonan y los calendarios se llenan de compromisos sociales. Las rutinas que normalmente nos mantienen sanos y felices como la clase de yoga, las carreras matutinas, la comida casera, o la práctica de meditación son las primeras cosas que se hacen a un lado.
Además del estrés adicional, comer mal y tomar en exceso puede exacerbar problemas como el estrés, la ansiedad y la depresión.
«Cuídate, no comas ni tomes de más», dice Sichel. «Haz tus rutinas diarias de ejercicio y cualquier cosa que te ayuda a mantener el centro durante el año».
Sichel enfatiza la importancia de evitar tomar compulsivamente. El alcohol está en todas partes durante las fiestas y si estás luchando contra la depresión, podría ser bueno evitar tomar lo más posible ya que se sabe que el alcohol aumenta los síntomas de la ansiedad y la depresión.
Experimentando síntomas de desorden afectivo de la temporada.
Si tiendes a sentirte deprimido cuando se acerca el invierno todos los años, y esos sentimientos negativos no se van cuando se acaba la temporada, puedes estar padeciendo el desorden afectivo de la temporada (SAD por sus siglas en inglés).
Según Sichel, mucha gente piensa que está sufriendo depresión navideña, pero en realidad se trata de SAD, una forma de depresión que llega con el cambio de estación. Pero el SAD no tiene que descartarse como si tan sólo fuera una «depresión invernal». Habla con tu doctor si experimentas síntomas de este desorden para encontrar un tratamiento que te funcione.