A estas alturas del otoño solemos echar la vista al cielo solo para comprobar que debemos coger el paraguas o que se ha hecho de noche antes de lo que nos gustaría. Sin embargo, este noviembre tienes tres motivos parar mirar la bóveda celeste con otros ojos y admirar un espectáculo mucho más gratificante: tres lluvias de estrellas la surcarán alternativamente durante los próximos días.
La luna llena que estrenó el mes dio la bienvenida al primero de estos tres fenómenos de baja intensidad: el pasado cinco de noviembre arrancaba el desfile de meteoros de las Táuridas del sur, mientras que el día 12 podremos disfrutar del máximo de actividad de sus hermanas, las Táuridas del norte.
Los proyectiles de ambas lluvias no son otra cosa que fragmentos que el cometa Encke, también conocido como cometa Matusalén, deja a su paso. Aunque no serán especialmente abundantes, su intenso brillo permitirá divisarlos en el cielo nocturno y su duración se alargará hasta principios de diciembre.
A las Táuridas les seguirán las Leónidas, que alcanzarán su apogeo el próximo 17 de noviembre con una densidad que rondará los 15 meteoros por hora. Si bien tampoco se caracterizan por su abundancia, los proyectiles, restos del cometa Tempel-Tuttle, son especialmente rápidos y brillantes y van acompañados de colores rojizos y estelas verdosas.
Además, el máximo de las Leónidas se producirá antes de la luna nueva, lo que significa que el satélite terrestre no dificultará la observación con su brillo.
Las Alfa-Monocerótidas serán las encargadas de despedir el mes, con un máximo de actividad el día 21 y un número de meteoros por hora variable. Aunque es otra lluvia de estrellas de leve intensidad, los expertos han estimado que cada diez años se dan verdaderas explosiones meteóricas que pueden superar los 100 meteoros por hora.
Más allá de las condiciones meteorológicas, que no se pueden controlar, la mejor manera de disfrutar de estos espectáculos luminosos es alejarse de las fuentes de luz y situarse en un lugar elevado, siempre equipado con ropa de abrigo y un poco de paciencia.