Dicen los juarenses que aquel que bebió agua del Río Bravo se queda en Ciudad Juárez. Como todos los dichos populares esta metáfora describe el cariño que se le toma a una ciudad, sostenida con gallardía por los juarenses que le abren los brazos a los recién llegados aunque está mal diseñada, mal cuidada y poco respetada por los políticos.
Juárez es una ciudad de migrantes que saben atender a los recién llegados que arriban constantemente. Durante una larga época los muchos bares de la ciudad empleaban a mujeres jóvenes que platicaban con los hombres que llegaban solos, ya sea buscando la oportunidad de brincar el río o encontrar un empleo en las maquiladoras que llegaban creando múltiples oportunidades. Un poeta que asistía a los bares tratando de apantallar para ligarse a las jóvenes con su poesía, fue sorprendido con el alto nivel de poesía de muchas ellas. Algunas escribían mejor que él.
También se dice que Juárez se inunda solamente cuando llueve y es que la pésima construcción de vialidades y de mantenimiento del drenaje provoca que con la llegada de las lluvias la ciudad se desquicia. Pasan las administraciones y las inundaciones son peores. Un nuevo paso a desnivel para desahogar el tráfico que lleva al puente internacional de la Avenida Juárez se inundó a la primera lluvia.
Llegue a la zona Juárez/El Paso en 1991, me fui en 2010 para volver en 2016. He vuelto esporádicamente porque regresó a atestiguar en casos de migración en las cortes de El Paso. Cada vez que vuelvo a Juárez siento que el tiempo no pasa.
Ahora camino más que antes. Entro a Juárez sin auto y camino para llegar al punto dónde me hacen favor de recogerme para ir a las zonas más remotas de los puentes internacionales. En las nuevas áreas hay vialidades modernas con servicio de transporte sub estándar.
Los baches abundan, la basura se acumula, la suciedad campea, el transporte es de baja calidad, y el descuido y abandono se encuentra sin dificultad.
En 2016 creamos una sede de la Cineteca Nacional bajo el ala de la Secretaría de Educación del gobierno del Estado. De inmediato desde el municipio empezaron a pelear para quedarse con ella sin entender el esfuerzo que se requería desplegar para mantener una cineteca, porque había que crear público y mantener una oferta de cine no comercial. Ante el fracaso para arrebatar la cineteca decidieron crear La sala Tin Tán, en honor al comediante originario de Juárez. Así que caminando por el centro fui al parque dónde erigieron una escultura en honor a Juan Gabriel cuyo parecido se reduce a que tiene un micrófono en la mano, enfrente está la Sala Tin Tán.
Hay dos puertas cerradas con llave y el policía que custodia decidió que tenía que dirigirme hacia la puerta distinta en la que estaba parado. Vi dos salas, una enorme y vacía y en la otra había una muestra de carteles sobre Tin Tán con una curaduría muy poco profesional. Pobreza intelectual dominando la sala. En el baño había una fuga de agua que esperaba “al técnico”. Una fuga de agua en una instalación relativamente nueva y en una ciudad desértica es doblemente malo, no me quiero imaginar cuánto tiempo le tomará llegar al “técnico”. Yo hubiera llevado un plomero.
Cómo siempre el alcalde se preocupó por tratar de imprimirle la imagen de “independiente” a todo, y ahora en lugar de asegurarse que los servicios funcionen apropiadamente (como el alumbrado público), le dedica más tiempo y presupuesto a sus esfuerzos de reelección que se acompañan con una estrategia de colocación de sus compinches a puestos de elección popular, los que se supone serán independientes igual que él.
La independencia del alcalde es muy peculiar, porque llegó apoyado en cuadros priistas y me informan, sostiene a algunos medios de comunicación utilizando partidas secretas.
Ponerle una i a los vehículos no resuelve la suciedad ni reduce la violencia que de nuevo asola a la ciudad.
La persona que me llevó al puente para cruzar hacia El Paso, insistió en llevarme casi hasta el punto de cruce por la inseguridad. Le dije que ahí había taxis parados y me dijo que justamente por eso.
A Juárez lo han hecho grande su gente y su ubicación geográfica, pero es notoria y notable la ausencia del gobierno como gran promotor de arte y cultura, o garante de armonía urbana y buenos servicios públicos. Los políticos llegan con la gran ambición de hacer dinero. Uno me dijo que la Ciudad debía producir 10 millones de dólares en tres años de gobierno.
La condición de la ciudad es el resultado de la incompatibilidad entre gobierno y hacer negocios personales. Los juarenses se merecen más y al país le quedaría muy bien una frontera de mejor calidad.