Xochimilco —que en náhuatl significa «en los sembradíos de flores»— era el hogar de los xochimilcas, una de las siete tribus nahuatlacas. Dada la naturaleza lacustre del terreno, este pueblo construyó distintas embarcaciones y fue el primero en emplear el sistema de siembra en chinampas, que eran islotes para el cultivo de flores y legumbres. Durante la Conquista, los españoles conservaron el sistema de acueductos, y esto permitió que Xochimilco perdurara como un importante centro de comercio y producción agrícola.
La trajinera es una embarcación de madera con fondo plano que navega en aguas poco profundas, impulsada por un remero de pértiga, de modo similar al de las góndolas venecianas. Está destinada al transporte de personas y mercancías, y es típica de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, que fue una zona declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1987.
Durante el Porfiriato, los catrines acostumbraban llevar a sus novias de paseo a Xochimilco, y la demanda de mayor comodidad hizo que los trajineros implementaran mejoras en sus embarcaciones, como un techo —primero de tela y después de lámina—, sillas y mesas para comer. En esta misma época comenzó la costumbre de colocar en la trajinera un arco de flores con nombres de mujeres; antiguamente se hacían con flores naturales, y con el tiempo se sustituyeron por papel maché y pasta —actualmente sólo se usan flores naturales cada primavera, durante el festejo de «La flor más bella del ejido».
Un paseo en trajinera cuesta aproximadamente $350 por hora, y cada una puede albergar entre 15 y 20 personas. Durante el recorrido se puede comprar comida o contratar músicos que cobran entre $100 y $30 por canción.