México tiene todos los atributos de una potencia cultural. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), México es el principal destino turístico de América Latina y uno de los 10 países más visitados del mundo. Esto se debe en gran medida a los 34 sitios culturales o naturales que son considerados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, lo que lo ubica en el primer lugar a nivel continental y en el sexto a escala planetaria.19 Su historia, gastronomía, tradiciones, música, vegetación, fauna, literatura, etcétera, son harto conocidas en el mundo, si bien ese enorme poder suave de que dispone, aún está en proceso de ser ejercido. Las industrias culturales le generan al país ingresos por 55 mil millones de dólares, más del doble de los recursos que recibe por concepto de remesas de los connacionales que residen en el exterior. Las industrias culturales son responsables del 7.4% del PIB y da trabajo al 3.4% de la mano de obra a nivel nacional.20
Sin embargo, la falta de políticas públicas apropiadas en la materia, evitan que esas cifras crezcan de manera análoga como ocurre en otros países. Ese 7.4% del PIB lo generan la música, el cine, productos televisivos, radio, las artes plásticas, la industria editorial, las artesanías, el diseño y el software. Claro que aquí hay un factor que provoca pérdidas cuantiosas al sector: la piratería.21 Asimismo, cabe destacar que cuando se firmó el TLCAN, las industrias culturales no figuraron en términos de recibir un tratamiento especial, lo que implica que los productos culturales mexicanos enfrentan distintas barreras para acceder al mercado estadounidense, donde, pese a todo, gozan de gran popularidad debido a la enorme diáspora mexicana en el vecino país del norte.
Se puede criticar que EU carezca de un ministerio de cultura. Sin embargo, su política fiscal alienta al talento privado, amén de que sus industrias culturales son emprendedoras y Washington, no en pocos momentos de la historia, ha negociado a nombre de ellas para conquistar los mercados del planeta y exportar así, su estilo de vida y
visión del mundo. En contraste, en México subsiste el asistencialismo con una burocracia que no parece beneficiar al sector. Una parte muy pequeña de los ingresos fiscales del Estado, se destinan a la producción de películas, con malos resultados. Esto es lamentable, toda vez que “las empresas, negocios e industrias culturales, creativas y del entretenimiento, hacen también un aporte al proceso de identidad y de soberanía de México y EU.22
Tras la firma del TLCAN, se instituyó el sistema de clasificación industrial de América del Norte (SCIAN) a efecto de reunir información económica confiable con indicadores sobre el desempeño económico y comercial de los tres países en términos equiparables y para fines comparativos e informativos. A pesar de ello, en el terreno de las industrias culturales creativas no existe una metodología estándar para medirlas entre los tres países. En México no hay información actualizada sobre el sector, como tampoco se efectúan estudios de manera sistemática, amén de que en las estadísticas nacionales se incorpora a la piratería. En contraste, EU cuenta con información periódica, confiable, debidamente documentada y debido a sus políticas para la protección de los derechos de propiedad intelectual, no registra una economía sombra.
Además es evidente la asimetría imperante en la relación cultural entre México y EU. En el terreno cinematográfico, por ejemplo, tiene a uno de sus mayores motivos de preocupación. Los productos cinematográficos y las series de televisión de EU, predominan en México. En las dos grandes cadenas de exhibición de películas a nivel nacional, Cinemex y Cinépolis, predominan los de manufactura estadounidense y otro tanto ocurre con las series que se transmiten tanto en la televisión como vía streaming. Asimismo, los videojuegos de EU son fuertemente consumidos en el país, sea de manera legal o en versiones pirata. En 2012, los principales productos que México exportó a EU en el ramo fueron joyería, CDs, DVDs y casetes, hilos/textiles artesanales, diseño de interiores y libros. De EU adquirió juguetes, joyería, CDs, DVDs, casetes, diseños de moda, videojuegos y otros.23
Por lo anterior en la renegociación del TLCAN 2.0 existen tanto riesgos como oportunidades para el sector de las industrias culturales creativas de México. El principal riesgo emana de la búsqueda, por parte de EU, de reforzar las normas en materia de propiedad intelectual y de ganar un mayor acceso irrestricto al mercado nacional. La oportunidad estriba en lograr que el tema de las industrias culturales creativas sea insertado en la renegociación, buscando en primer lugar, proteger al sector en México, gestionando igualmente, un acceso menos discriminatorio al mercado estadounidense. Ciertamente el lobby de Hollywood parece avasallador pero la cultura es algo importante como para tratarla como una mera mercancía. De ahí que la experiencia canadiense, al haber logrado una cláusula de exención cultural en el ALC que suscribió con EU en 1989, deba ser analizada ampliamente a fin de explorar su viabilidad para el caso mexicano.