La terapia asistida con perros puede ser de gran ayuda en una escuela para disminuir los casos de bullying y lograr mayor interacción entre alumnos, sobre todo en grupos en donde hay poca participación y nula empatía, señaló la psicóloga Talyah Cojuc, presidenta de la asociación Terapeutas Caninos México A.C.
Durante una plática en la Universidad Iberoamericana, organizada por el Departamento de Educación, Talyah Cojuc señaló que el perro de terapia cuenta con un adiestramiento específico para acompañar a los profesionales en su sesión y tranquilizar a los pacientes. Psicólogos, neurólogos y educadores pueden apoyarse de este tratamiento.
“El perro de terapia debe apoyar desde niños hasta adultos mayores en diferentes ámbitos. En las escuelas se utiliza en grupos en donde los niños están muy separados. Ayuda a integrar a alumnos rezagados porque les da una mayor autoestima. Apoya al aprendizaje y mejora la habilidad de lectura”, detalló Cojuc.
De acuerdo con la psicóloga, la terapia asistida con perros ayuda a relajar, mejorar la empatía, controlar arranques ansiosos o de enojo, promueve la actividad física y el sentido de responsabilidad. En ese sentido, añadió que el perro funciona porque no juzga. Promueve la atención, sobre todo a quienes les gustan los perros. Además de que provocan risas y son cariñosos.
La terapia asistida con perros también apoya en el tratamiento de la depresión, pues logra despertar interés en el paciente por el mundo externo. “La visita del perro provoca que la persona se levente, se bañe para recibir al perro, es una entrada fenomenal para el terapeuta, pues se logra a anclarlos hacia una actividad externa y empieza la mejoría porque se provocan risas y cariño hacia el perro”, explicó.
Para quienes tienen problemas de ansiedad, tocar algo suave como un perro y sentir la respiración los ayuda a tranquilizarse, ya que funciona como una simulación sensorial para trabajar ejercicios de relajación. Además, es un distractor y apoya al terapeuta para intervenir.
“La terapia asistida con perros no reemplaza el tratamiento psicológico médico. Es un complemento y no es para todos los casos, pues se tiene que valorar debido a que hay personas a quienes no le gustan los perros”, señaló la especialista.
En los hospitales funciona como un distractor. Ayuda a relajar a los pacientes. Los pacientes pediátricos, por ejemplo, se dejan revisar mejor por los médicos cuando hay un perro; y cuando les ponen una vacuna no se ponen tan ansiosos ni lloran tanto.
A niños con autismo les despierta el interés por el entorno. “En el momento en que entra un perro al lugar de terapia, el niño voltea a verlo, es un lazo que podemos establecer con la persona, pues no tienen interés en jugar con el terapeuta; es una gran herramienta”.
La presidenta de la asociación Terapeutas Caninos México A.C. explicó que se divide en cuatro el trabajo con perros: adiestramiento, mantenimiento, cuidados y manejo.
Los perros que se utilizan deben ser controlables, en cualquier situación, aun en las más inesperadas; deben ser predecibles, pues se deben conocer las situaciones que pueden estresarlos para prevenirlas.
Las razas que pueden trabajar como perros de asistencia son labradores, golden retriever, border collie y terranova. Las características del paciente determinan qué animal se ajusta mejor a sus necesidades.
Por su parte, el manejador debe ser sociable, dividir su atención de manera eficiente porque tendrá que estar pendiente tanto del perro como del paciente, independientemente de que se cuente con la presencia del terapeuta. Además, debe ser responsable y amoroso con las personas y los animales. Y deben tener conocimiento de manejo de crisis.