Los representantes de Estados Unidos, México y Canadá daban inicio el sábado en Ottawa a la tercera de siete rondas de discusiones planificadas para renegociar el TLCAN, mientras expertos advierten que se agotando el tiempo para sellar un acuerdo para fin de año.
Se prevé que las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte se intensifiquen, en momentos en que los negociadores estadounidenses se preparan para revelar por primera vez sus demandas en algunos de los temas más desafiantes para el gobierno de Donald Trump.
Estados Unidos quiere fortalecer las reglas de origen para los autos, que dictan gran parte de cuánto de los componentes de un vehículo debe originarse dentro de Norteamérica para calificar para el estatus de libre de aranceles bajo el TLCAN.
No obstante, el jefe de los negociadores de Canadá para el TLCAN, Steve Verheul, dijo que no pensaba que Estados Unidos fuera a revelar propuestas específicas para las normas de origen de los autos en Ottawa.
Reforzar estas reglas es uno de los principales objetivos de Washington para la modernización del TLCAN y las declaraciones de Verheul sobre la falta de demandas específicas de Estados Unidos implica que quedan apenas cuatro rondas para abordar el tema.
Trump quiere que más contenido de los autos sea hecho en Estados Unidos, apuntando a déficits comerciales de 64.000 millones de dólares con México y de 11,000 millones de dólares con Canadá. El mandatario dice que el TLCAN está sesgado contra su país y ha amenazado con dejar el acuerdo a menos que consiga sus demandas.
Otro tema complicado es el laboral, dadas las quejas de sindicatos estadounidenses y canadienses sobre los bajos sueldos que se pagan en México, que le a este país ventajas en el lado manufacturero.
Se prevé que Estados Unidos presentará propuestas sobre propiedad intelectual e inversión, dijeron fuentes en conocimiento de las discusiones. Otras áreas de conflicto incluyen algunos mecanismos de arreglo de disputas.
Funcionarios canadienses y mexicanos, así como empresarios estadounidenses, ya han rechazado una propuesta de Washington de incluir una cláusula de extinción de cinco años en el acuerdo actualizado, diciendo que suma incertidumbre a la planificación de inversión de las empresas.