El gobierno no está a la altura.
Una oleada de haitianos se instaló en Tijuana, Baja California, en busca de refugio.
Necesitan techo, agua, comida, ropa y trabajo. La vulnerabilidad de los 4 mil 500 haitianos en la ciudad fronteriza demanda la solidaridad de un gobierno que ha preferido mirar a otro lado.
Son ciudadanos organizados quienes han respondido al infortunio de los caribeños y se han movilizado para solventar sus necesidades más básicas en lo que aseguran es una crisis humanitaria.
Problema de traspatio inaugurado por Obama
En septiembre de 2016 Barack Obama, presidente de Estados Unidos, tomó una decisión que afectó a miles de haitianos y puso en aprietos a Tijuana, la ciudad mexicana que hace frontera con San Diego, California.
Reactivó la política de deportación de haitianos.
En enero de 2010 un terremoto equivalente a la explosión de 200 mil kilos de dinamita dejó en escombros a Puerto Príncipe, la capital del país más pobre de América, Haití. Alrededor de 300 mil personas murieron y casi 1.5 millones se quedaron sin casa.
Por motivos humanitarios, Obama suspendió la deportación de haitianos y les permitió la entrada a Norteamérica con una autorización temporal de hasta por tres años.
Pero seis años después, al mismo tiempo que la solidaridad de Obama se extinguía, crecían las razones de los haitianos para migrar hacia Estados Unidos a través de Tijuana, una de las ciudades más grandes y violentas del México.
El terremoto en Haití en 2010 cobró la vida de 300 mil personas.
Haití fue destruida por el huracán Matthew en octubre de 2016, que cobró la vida de más de 800 personas y provocó una epidemia de cólera.
Además, la desgracia económica en que cayó Brasil el año pasado dejó sin trabajo a cientos de haitianos que en 2010 recibió con visas humanitarias para laborar en la construcción. El país se preparaba entonces para ser el anfitrión de la Copa Mundial de Futbol 2014.
La promesa de que un muro en la frontera norte de México les impidiera llegar a California fue otro aliciente para que miles de haitianos residentes en Brasil se decidieran a cruzar las siete fronteras que los separaban de La esquina de México.
La “pequeña” ayuda del gobierno
“Nuestra contribución ha sido muy pequeña […] La capacidad institucional no es tan sólida como quisiéramos”, admitió Rodulfo Figueroa Pacheco, delegado del Instituto Nacional de Migración en Baja California.
Quien asegura que el gobierno donó más de 280 mil pesos y 445 mil comidas entre octubre de 2016 y enero de 2017, lo que no dijo fue que en febrero pasado retiraron el apoyo a los albergues, aseguró La Opinión, un diario en español ubicado en los Ángeles, California.
“Las autoridades mexicanas no han cedido a las súplicas de abrir un albergue de emergencia operado por el gobierno”. En Tijuana más de 30 albergues atienden a los haitianos, ninguno es del gobierno, asegura The New York Times.
La insensibilidad de las autoridades se refleja hasta en la falta de traductores.
Solo seis haitianos han sido reconocidos como refugiados entre 2016 y agosto de 2017, el 1% de los 477 que solicitaron la protección del Estado mexicano, de acuerdo con las estadísticas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
La solicitud de refugio se multiplicó nueve veces en el mismo periodo, pero los números revelan que los trámites para lograrlo son muy engorrosos, pues de 430 haitianos que realizaron la solicitud de enero a agosto de 2017 solo 11 los concluyeron, es decir, el 97% de los interesados se quedó en el camino.
Aunque las cifras parecen desalentadoras son muestra de una mejoría, pues de 55 solicitudes que realizaron de 2013 a 2015 la Comar solo reconoció a un haitiano como refugiado.
Pero estas cifras le son ajenas a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación.
Ningún haitiano “ha pedido aquí refugio”, aseguró durante su comparecencia en comisiones de la Cámara de Diputados en octubre de 2016. Tan solo de 2013 a ese año ya sumaban 102 las solicitudes de refugio ante la comisión que depende directamente de él.
Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación, de gira por Tijuana.
Las escasas declaraciones públicas que los secretarios responsables del tema han hecho sobre los haitianos dejan claro que la intención no es acogerlos, sino procurar que se vayan del país.
México realizó un acuerdo con Estados Unidos para que admita a 110 personas a fin de agilizar el flujo de haitianos varados en Tijuana, señaló el responsable de la política interior durante la mencionada comparecencia.
El gobierno de Estados Unidos ha sido particularmente lento para resolver los casos “si la respuesta es negativa, asistiríamos a los ciudadanos haitianos en la mayoría de nuestras posibilidades a retornar a su país de origen o a donde quisieran, pero el problema es que ahorita no hay todavía una respuesta”.
Dijo Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores, durante la comparecencia ante el pleno del Senado en febrero de 2017, cinco meses después de que el gobierno norteamericano reactivara la política de deportación de haitianos.
En agosto de 2017 las autoridades migratorias deportaron a 600 haitianos a Brasil, “bajo amenazas” denunció Wilner Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos.
El defensor asegura que las autoridades expusieron que en septiembre comenzarían a deportar a los haitianos sin papeles. “Hay una falta de sensibilidad”, pues la mayoría no tienen pasaporte ni dinero para tramitarlo, dijo.
La insensibilidad de las autoridades se refleja hasta en la falta de traductores. El francés es el idioma natal de los haitianos, algunos de ellos también hablan portugués, herencia de su paso por Brasil.
“No hay organización, las autoridades gritan en español, no hay gente que hable en francés,parece la torre de Babel», señaló el padre Patrick Murphy, director de la Casa del Migrante en Tijuana al Huffingtonpost en noviembre de 2016.
Ciudadanos contienen la crisis
“El gobierno debe reconocer que esto es una crisis humanitaria […] Para mí, la peor parte es la omisión del gobierno federal”.
La crítica proviene de Soraya Vázquez, integrante del Comité Estratégico de Ayuda Humanitaria Tijuana, una mujer que recorre los albergues de la ciudad para evaluar sus necesidades, traslada a los inmigrantes enfermos a los hospitales y además inauguró un taller de elaboración de piñatas para darles empleo, de acuerdo con The New York Times.
En los albergues hay más de 60 mujeres haitianas embarazadas. Imagen del Comité Estratégico de Ayuda Humanitaria Tijuana.
“Al gobierno federal le ha hecho falta ayudar más”, coincide con Vázquez, Juan Manuel Gastélum, presidente municipal de Tijuana.
Las solicitudes de ayuda al gobierno federal se han realizado por diferentes medios. En enero de 2017 los responsables de los principales albergues en Tijuana y Mexicali enviaron una carta al presidente, Enrique Peña, para exigirle una intervención federal más sólida.
También los representantes de grupos humanitarios y activistas denunciaron la omisión mediante una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Argumentan que los funcionarios federales violan los derechos humanos de los migrantes de manera amplia y repetida por no hacer frente a la crisis, consignó el diario estadounidense.
Los albergues y las iglesias son los que principalmente han contenido la crisis. Voluntad hay, aunque no necesariamente recursos.
El albergue Movimiento Juventud 2000 tiene capacidad para 25 personas pero cerca de 250 haitianos se las arreglan con una regadera y dos sanitarios. En el templo Embajadores de Jesús, ubicado en un barranco, 400 inmigrantes viven sin agua potable, reporta The New York Times.
Segunda Feria de Servicios de la organización Espacio Migrante, donde los haitianos reciben servicios médicos básicos, ofertas de trabajo y asesoría para realizar trámites migratorios.
La ayuda llega también desde Estados Unidos, organizaciones como Ángeles de la Frontera en California asumieron la tarea de proveer suministros básicos a 18 albergues en Tijuana desde que el gobierno les retiró el apoyo, arroz, avena, aceite, fideos, cloro, lo más esencial.
Las donaciones han satisfecho el 98% de las necesidades del Desayunador Salesiano Padre Chava, de acuerdo con su coordinadora Claudia Portela. Frente a la oleada de inmigrantes haitianos el comedor improvisó para convertir sus corredores y bodega en dormitorios.
Los ciudadanos organizados incluso van más allá de las necesidades básicas. El Comité de Ayuda Humanitaria realizó un mapa a través del servicio de Google donde ubicó a 32 albergues o iglesias que acogen a los inmigrantes, principalmente a las orillas de Tijuana.
En el mapa se puede conocer, además de la dirección exacta, el nombre del responsable, teléfono y número de residentes de cada albergue. Sirve a los haitianos recién llegados y enlaza a los albergues con los ciudadanos que quieren ofrecer ayuda, incluso quiere ser un medio para facilitar la convivencia entre tijuanenses y haitianos, de acuerdo con sus creadores.
Proyecto Tijuana con trenzas.
Hasta los artistas tijuanenses han puestos su granito de arena, un grupo de ellos se unió a la iglesia cristiana Cielo sin Fronteras para crear el proyecto Tijuana con trenzas. A cambio de alimentos, ropa, cobijas y artículos de higiene personal los haitianos trenzan el cabellode mujeres y hombres.
Los haitianos tampoco se han quedado con las manos cruzadas, a marzo de 2017 más de 500 obtuvieron un permiso de trabajo y 346 lo están tramitando. Laboran en la construcción, el mercado de abastos, en loncherías y talleres mecánicos.
Va para largo
La oleada de haitianos continuará ya sea que las autoridades continuen impávidaso decidan brindar un apoyo enérgico.
Es probable que 40 mil haitianos más estén en camino, un sorprendente aumento en comparación con los cálculos iniciales hechos por los defensores de los migrantes, declaró Sarah Saldaña, directora del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos en enero de 2017, según lo reportó The New York Times.
Desinformado, el responsable de la política interior en México asegura que “ha disminuido el flujo” de migrantes.