En México existe aún una necesidad muy apremiante de crédito empresarial. La corta vida de las empresas nuevas -de 2 años en promedio antes de la quiebra en el 98% de los casos- revela que los proyectos de emprendimiento no pueden subsistir sin financiamiento externo. Hoy en día en México, sólo 4 de cada 10 empresas han usado o solicitado financiamiento. Este factor se explica de dos maneras:
- Las empresas muy grandes, no necesitan financiamiento al obtenerlo de sus matrices, y de las enormes utilidades obtenidas al operar en México.
- El 46% de las grandes empresas en México, es decir, de las que tienen más de 100 empleados en el comercio o los servicios, y más de 250 en las manufacturas, no utilizan financiamiento.
- Por otra parte, las empresas demasiado pequeñas, suelen no calificar para créditos al no tener Estados Financieros ordenados, una contabilidad adecuada, o un manejo prudente de sus finanzas.
- Se calcula que en México, más de la mitad de las PYMES, declara pérdida en sus operaciones año con año.
Así, ya sea por no calificar o por no necesitarlo, aún existe un 60% de empresas en México que no acceden al financiamiento. Si bien en el caso de las matrices internacionales no podemos influir mucho, es un hecho que en el caso de las PYMES, la cultura financiera tiene que cambiar: Necesita entrar una nueva generación que trabaje bien las empresas, logre utilidades, y maneje responsablemente su tesorería para acceder a créditos. Es la única manera de conseguir que el negocio sobreviva más de 2 años. Hoy apenas el 26% de las microempresas en México son propiedad de personas menores de 40 años. Y ese porcentaje baja al 9% en el caso de las medianas. Así, la generación de jóvenes, aún no tiene una participación definitiva en el rombo empresarial del país, lo que se traduce en pocos cambios.
Es momento de que los empresarios y los financieros consoliden una alianza definitiva: México necesita empresarios que manejen responsablemente sus empresas, para que estas sean rentables, y puedan crecer y sobrevivir con la inyección de capital financiero externo. Necesitamos crear este círculo virtuoso, que genere empleos y crecimiento económico.