Hay nombres que son emblemáticos de la Segunda Guerra Mundial. Nombres que simbolizan el horror.
Uno de ellos es Hiroshima.
6 de agosto es la fecha en la cual se ha cumplido un nuevo anivesario de la bomba atómica que se lanzó sobre la ciudad y la destruyó. Como parecería que para los victimarios » no fue suficiente», tres días después se lanzó nuevamente sobre Nagasaki.
Cerca de 200.000 muertos entres las dos hecatombes. Decenas de miles de heridos y malformaciones en nacimientos durante los años siguientes, más otras calamidades consecuencia de las bombas y un trauma que permanecerá en Japón seguramente para siempre.
Además, un terrible precedente para los demás países como forma -terrible- de encontrarle «solución» a los conflictos y para las generaciones por venir.
El Imperio del Japón tuvo sin duda un papel siniestro durante la Segunda Guerra Mundial, participando junto al eje del mal nazi-fascista. Cometiendo masacres indescriptibles en el frente asiático.
Y el grave error estratégico de -a partir de Pearl Harbor- despertar a un «gigante dormido»: los Estados Unidos.
Alemania nazi capitula en mayo del 45.
Pero Japón, a pesar de advertencias y ultimatums no se rinde, a pesar de que estaba casi vencido a esas alturas. Continua la guerra. Estados Unidos que, ciertamente, había perdido una enorme cantidad de soldados, llevando buena parte del peso de la guerra en Europa y
Asia y contribuyendo enormemente a la victoria final, quiere concluir con la guerra de una buena vez.
Pero la forma que eligió para conseguir su objetivo fue desastrosa. Porque el fin no justifica los medios.
Y, peor aun, semejantes medios. En tal caso era al gobierno y ejército japonés a quien, de ser posible, había que castigar pero no a la población civil, aunque no siempre es fácil distinguir.
Japon resurgió, literalmente, de entre las cenizas.
Ha llegado al día de hoy a logros maravillosos debido, por sobre todo, al descomunal esfuerzo, capacidad de trabajo y la capacidad de su gente.
De todos modos, la luctuosa fecha del 6 de agosto de 1945 deberá recordarse siempre como una fecha trágica, no solo para Japon sino para toda la humanidad.
Quienes aun no lo saben deben saberlo.
Así como también deben-debemos-ser concientes de otros horrores que se cometieron en uno de los más trágicos-seis terribles años- períodos de la humanidad, cuyas consecuencias perduran hasta el día de hoy.