Salvador Flores Rivera, mejor conocido como Chava Flores es reconocido por ser el cronista musical de la Ciudad de México, con albures, juegos de palabras, narraciones típicas y elaboradas comparaciones de la vida del mexicano, se convirtió con el paso del tiempo en un ícono de la cultura popular.
Flores nació el 14 de enero de 1920 en un barrio característico de la capital del país, la Merced, en la calle La Soledad, pero sus biógrafos creen que creció en la zona de Tacuba. Vivió en la Unidad Cuitláhuac hasta 1986, cuando se mudó a Michoacán. Durante su juventud trabajó como costurero, velador, vendedor ambulante e impresor.
De acuerdo con una entrevista del investigador Agustín Sánchez para Conaculta, la presencia de Flores nos dejó a un narrador de múltiples rostros, un crítico de personajes autoritarios, como el regente Ernesto Uruchurto.
Ya para 1976, según narra la revista Vértigo Político, el compositor había grabado siete discos y era dueño de la disquera Ageleste, sus canciones eran interpretadas por grandes actores como Germán Valdés Tin Tan y Pedro Infante.
A la par de Salvador Novo y Gabriel Vargas, Flores falleció el 5 de agosto de 1987 en la Ciudad de México y para recordarlo, traemos trae una selección de temas inolvidables del cronista.
1: Peso sobre peso (La Bartola)
Con dos pesos, Bartola debía pagar la renta, el teléfono, la luz, guardar para el alipús del marido y regresar el cambio. Un hombre que no es rico por despilfarrador. Seguramente una de las canciones más representativas debido a la narración de una economía mexicana que nada sabía de devaluación. ¿Te suena familiar?
2: La Interesada
Todos en el coro “abas” ¿Cómo conquistar a una mujer en el siglo pasado? Sin necesidad de ofrecerle el cielo, ni viaje a Nueva York, mucho menos el mar. La perspectiva de la conquista y el romanticismo del mexicano con sólo una canción para poner a la dama a sus pies.
3: Sábado, Distrito Federal
Flores se distingue por haber sido un cronista de la cultura mexicana. La letra de la canción nos lleva por un recorrido chilango en donde a estas alturas del siglo XXI, en un sábado, tampoco hay lugar para estacionar después de las 10 y las fritangas siguen siendo la comida predilecta de los capitalinos.
4: Llegaron los gorrones
El cantante era conocido por usar palabras que se convirtieron en la jerga de la casi extinta clase media del país. Entre las niñas popof y los gorrones, conocemos una fiesta en la casa mexicana. Si fuiste a la celebración de un amigo que no fue a la misma, sí, también eres un gorrón. ¡A esconder botellas y platones!
5: La boda de vecindad
Hoy no son comunes las vecindades, pero a mediados de los 70 era muy normal ver a un capitalino hacinado en un edificio con portera y grandes patios, donde podrías encontrar una mezcla interesante de mujeres y hombres que llegan al altar porque debemos casarnos, así es la vida. Mole, danzón y novios de luna de miel ¿igual a hoy?
6: El gato viudo
Una canción perfecta para cantar en la cuna de un niño. Una luna que se pone regrandota y un felino víctima del mal de amores. Un rompimiento narrado desde la perspectiva de esos rejegos animales que maullan en la puerta de nuestras casas.
7: La tertulia
Se hizo popular en la voz del ídolo mexicano Pedro Infante. Una pachanga entonada en una narración típica de las celebraciones capitalinas, donde no podía faltar la charanda, los sanwcihitos de jalea y la Coca Cola. La familia, los amigos y una tarde espectacular en medio de la tertulia de Julia.
8: A qué le tiras cuando sueñas mexicano
Nada parece haber cambiado en México desde que se creó esta melodía. Los sueños guajiros del connacional en busca de una mejor vida y hasta una nueva mujer. La lotería sigue existiendo y las deudas lo mismo. ¿Quién sigue siendo el hombre del mañana?
9: Cerró sus ojitos, Cleto
La botella es el final de Cleto, el compadre que murió por la fiebre amarilla. Flores hacía canciones que reflejaban situaciones trágicas en forma de comedia. Una muerte sigue siendo carísima en cualquier lado, pero en esos tiempos al menos había donde enterrar al marido.
10: Los 15 años de Espergencia
Una mujer a punto de celebrar ya no sus 15, sino sus 30. Con chambelanes, mujeres vestidas de tafeta, Espergencia tiene las rodillas resecas y tiene que bailar enfrente de toda la vecindad. Las fiestas de las quinceañeras han evolucionado, pero siguen manteniendo el mismo ritual, el vals, los invitados, la comida y la presentación de una mujercita en sociedad, disponible para marido.