La noche de este lunes 12 de junio, Ricardo Bravo, escritor, periodista y crítico musical conversó en una sesión de escucha del Ciclo Iconos del Rock Mexicano con Ramón Amezcua «Bostich”, referente obligado en la construcción y consolidación de la escena electrónica mexicana.
La Sala Murray Schafer de la Fonoteca Nacional fue la sede de esta charla con uno de los pilares del proyecto Nortec Collective, movimiento creado en Tijuana que ha logrado un impacto mundial.
Ramón Amezcua inició la charla comentando cómo fue su acercamiento con la música electrónica. Su gusto surgió desde que era un niño, ya que era melómano, y detalló que le gustaba escuchar mucho la radio, sobre todo la estadounidense que llegaba a Tijuana de las ciudades de San Diego y Los Ángeles.
“Siempre me llamó mucho la atención la música instrumental, aunque alucinaba viendo el disco de 2001: Odisea del espacio que creo que fue mi primera experiencia con la música electrónica.
“Escuchaba Autobahn de Kraftwerk y Pulstar de Vangelis de las cuales me llamaba la atención los sonidos electrónicos. Era música que realmente no sabía cómo se hacía, pero me llamaba la atención y gracias a ella tuve mi primera experiencia con la música electrónica”.
El artista sonoro agregó que sus inicios en la música no fueron de joven o tocándola sino hasta que se inscribió, ya siendo un adulto, a clases de música en la Casa de Cultura de Tijuana en donde aprendió a tocar el piano.
“Cuando salí de la prepa no sabía que estudiar, me gustaba la química y como en mi familia habían muchos dentistas dije eso seré. Me apasioné mucho de mi carrera, hice la especialidad de ortodoncia, me encantaba y tenía muchos pacientes, pero nunca dejé de ser un melómano aunque no tocaba ni tenía ningún instrumento”.
El artista sonoro detalló que tocar los sintetizadores fue muy complicado para él ya que eran caros, pero que gracias a las tiendas de segunda mano que hay en Tijuana compró en 1985 una caja de ritmos que tiempo después le fue robada.
Respecto a por qué se autonombró «Bostich», el músico reveló que fue por la canción Bostich del grupo electrónico suizo Yello. Fue en 1988 y casi por accidente, “ya que un amigo me pidió hacer una rola electrónica y al querer ponerle un título al proyecto, le dije que mi nombre pero él dijo que no y entonces decidí ponerme así”.
Amezcua también conversó de sus influencias como la música del grupo Depeche Mode y que fue la canción Polaris (que se presentó en la inauguración de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011) el tema que cambió su vida para siempre, “fue tan grande su impacto y lo que provocó en mi vida que hasta tuve que dejar la odontología para siempre”.
Además habló de su proyecto Point Loma y el por qué decidió cerrar el ciclo y todo lo relacionado con el proyecto Nortec Collective Presents: Bostich+Fussible.
“Bostich+Fussible es un proyecto de amistad y respeto. Con Fussible (Pepe Mogt) siempre estoy en comunicación y nos juntamos para ver qué estamos haciendo. Pepe y yo dijimos que se iba a acabar Nortec porque ya habíamos hecho de todo con todos y creímos que era el mejor momento para dejarlo, aunque esto fue muy difícil.
“Point Loma lo empecé en el 2004 y es un proyecto para desahogarme y experimentar. De las últimas cosas que hice con Bostich+Fussible fue todo lo relacionado al show Luzia con el Cirque du Soleil. Ahora estamos trabajando con Michael Nyman, padre del minimalismo, con una producción aunque aún no sabemos bien que saldrá de esto”.
En la sesión, el público también escuchó canciones interpretadas por «Bostich»: Curso de la vida, Plasmosis, Polaris y Tijuana Sound Machine.