La privacidad no era una preocupación para ella hasta que fue demasiado tarde.
La mujer, que accedió a compartir su historia si no era identificada, me dijo que abandonó su casa una medianoche, después de pasar cuatro años en una relación. Se alejó y reanudó su vida. Pero después, me contó, recibió un gran número de llamadas telefónicas de hombres que la solicitaban para sostener relaciones sexuales. Después llegaron peticiones de amigos extravagantes en las redes sociales. Ella dijo que un hombre hasta se apareció en su casa.
Ella sospechó que su ex estaba acosándola en línea, publicando su información. “Es una tortura psicológica”, me dijo.
Entonces recurrió a un refugio de violencia doméstica para obtener ayuda técnica y legal, incluyendo trabajar con Verizon en un esfuerzo por desenmascarar algunos de los números de teléfono que había registrado como acosadores y ayudar a solicitar el estado de “Vivienda segura”, ante las autoridades que protegería su dirección en los registros públicos.
Su pesadilla, que aún está en curso, puede que no se parezca a su vida o la mía. Pero es un severo recordatorio de que la erosión de la privacidad es un cáncer de la vida digital. Aunque no pudiéramos hablar de la privacidad tan a menudo como lo hacemos de la aplicación más novedosa, eso sólo está empeorando.
Lo escucho todo el tiempo: “No tengo nada que esconder”. La verdad es que casi todo el mundo hace algo en línea que tiene razones para mantenerlo en privado. No puedes prever el futuro. La mujer con la que hablé dijo que nunca planeó temer lo que describió como una relación terrible.
¿Qué ha visto su navegador de internet que podría avergonzarle más tarde? Esto no sólo tiene que ver con la pornografía. ¿Ha buscado un nuevo trabajo, visto el béisbol por internet en el trabajo, investigado a la persona de la que se ha enamorado o buscado en Google información de la píldora del día siguiente? Imagínese que aparece un reporte sobre eso en el escritorio de su jefe, esposo o esposa, o su adversario legal. Los fragmentos más inocuos de su vida digital, los mensajes de Facebook, incluso la aplicación Find My iPhone, pueden ser armas para atacar o acosar.
Mientras tanto, los recolectores de datos hacen que sus robots recopilen cualquier cosa y todo lo que puedan acerca de usted: direcciones, hábitos de navegación, incluso el valor estimado de su riqueza. Luego reúnen todo, tanto hechos como locas conjeturas por igual, en expedientes. Esa es la parte legal de la recopilación de datos.
Las cosas se ponen más aterradoras cuando el contador que prepara la declaración de sus impuestos, compañía de tarjetas de crédito o proveedor de correo electrónico son hackeados.
Prueba de privacidad
Tengo una teoría: La gente se preocuparía mucho más por la privacidad si se dieran cuenta de lo expuestos que ya están.
Así que invité a una media docena de desconocidos voluntarios a mi laboratorio para ver cuánta información personal sobre cada uno de ellos obtenía en menos de una hora.
Me las arreglé para sorprender a cada uno. Ni siquiera fue muy difícil.
El primer nivel fue buscar lo que está registrado y que es totalmente público. Muchas personas se han buscado así mismos en Google, pero menos personas están familiarizadas con los “motores de búsqueda de personas” como FamilyTreeNow.com y Spokeo, que reúnen y obtienen referencias de los datos públicos, como registros de propiedades e informes judiciales, en un solo lugar. Cualquier persona puede utilizarlos para buscar fechas de nacimiento, direcciones actuales y anteriores, números de teléfono, datos de familiares –incluso ex-amantes y compañeros de cuarto.
Aunado a algunos usos legítimos –búsqueda de familiares perdidos, la protección contra el fraude– toda esa información podría ser utilizada para “chantajear”, cuando los acosadores revelan información personal para intimidar a sus objetivos. Los datos personales públicos también podrían usarse para suplantarlo. FamilyTreeNow.com y Spokeo aceptan solicitudes para eliminar datos, aunque no prometen que su nombre no volverá a aparecer en el futuro.
Todo el mundo sabe sobre la privacidad en las redes sociales, ¿no es verdad? El problema es que la gente no es muy buena para usar de controles de privacidad.
El nivel dos de mi prueba de privacidad fue buscar datos que voluntariamente les damos a compañías como Google. Mis voluntarios trajeron sus computadoras portátiles y se conectaron. Lo que encontramos generó sus reacciones más incómodas.
En Maps Timeline de Google, Google está reuniendo un expediente sobre usted que pondría celoso a un espía. Dependiendo de cuánto utilice los productos de Google, podría haber un mapa hora por hora de todas las páginas que ha visitado. Sí, en todas partes. En el sitio My Activity de Google, puede ver todo lo demás que están catalogando: búsquedas, sitios electrónicos que visita en Chrome, los videos de YouTube que ve e incluso grabaciones de voz para el Assistant de Google.
Al menos Google, al igual que algunas otras empresas, presenta los datos en un cuadro de mandos para verlos –y eliminarlos, si así lo desea. La mitad de mis voluntarios eliminaron cosas inmediatamente.
La mujer que recibió llamadas telefónicas de acoso me dijo que se ha propuesto como misión limpiar por completo su nombre de internet. No va muy bien, ya que canceló sus cuentas de Google y Facebook, pero todavía no puede eliminar alguna información publicada por otros. Me dijo que varios sitios de búsquedas de personas no han respondido a sus peticiones. “Nadie me hace caso”, dijo.