esde 2005, por lo menos 1.4 millones de personas y familias han regresado a México, incluyendo 700 mil niños que nacieron en Estados Unidos. Asimismo, alrededor de 500 mil jóvenes adultos, entre los 18 y 35 años de edad, han regresado a nuestro país después de haber vivido en la Unión Americana durante cinco o más años.
Frente a este panorama, la doctora estadunidense Jill Anderson y la fotógrafa mexicana Nin Solís crearon el libro Los Otros Dreamers, con historias sobre ser de aquí y de allá, sobre los retos de pertenecer y no tanto a México como a Estados Unidos.
“Presentamos testimonios escritos en primera persona con fotografías de jóvenes migrantes, quienes volvieron de manera obligada tras ser deportados o que decidieron regresar por cuenta propia”, explica Jill Anderson. “Todos comparten sus conmovedoras y poderosas historias de retorno y adaptación a un país que no conocen, abriendo nuevas perspectivas a un futuro lleno de retos y oportunidades en nuestra sociedad, economía y cultura”.
Los dreamers despertaron del sueño americano, su infancia quedó allá, detrás de la frontera, pero hoy, en su etapa adulta, tratan de superar la exclusión viviendo en un país que intentan reconocer como propio. Asimismo, hay otros que asumen su realidad como un soplo de aire fresco, un cambio positivo que incentivó la reunificación familiar y el acceso a oportunidades, incluyendo una educación universitaria y una visa legal como estudiantes o turistas.
En Estados Unidos, dreamer es un término político que se originó en 2001 con el acta: Desarrollo, alivio y educación para menores extranjeros, o el Dream Act. 15 años después, la legislación propuesta aún no ha sido aprobada por el Congreso. El Dream Act habría permitido que los inmigrantes indocumentados que llegaron a la Unión Americana antes de cumplir 15 años, y sin antecedentes penales, estudiaran o se unieran a la milicia en un camino a la ciudadanía estadunidense, pero ese sueño es cada vez más inalcanzable.
La publicación de Los Otros Dreamers fue posible gracias a una campaña de financiación colectiva en la que participaron diversos ciudadanos en México y Estados Unidos, así como al auspicio de Dream in México, A.C., una organización legal sin fines de lucro que ayuda a jóvenes mexicanos indocumentados que se encuentran viviendo en Estados Unidos, acompañándolos en el proceso de repatriación, ayudándolos a construir un nuevo sueño en territorio mexicano.