Desde la carretera de Saint-Malo a Mont Saint-Michel podíamos vislumbrarlo. Como sacado de una historia de fantasía, el icónico Mont Saint-Michel se eleva, alto e imponente, en lo que parecería el final del mundo. A su alrededor, a los pies de sus gruesas murallas, no hay mas que arena gris, extendiéndose hasta el horizonte. Solitario en su grandeza, Saint-Michel se siente perteneciente a otra época, a otro mundo, sin coherencia alguna con el nuestro.
Una pequeña isla rocosa del estuario del río Couesnon, Mont Saint-Michel esta ubicada en la región de Normandía, en el noroeste de Francia. Debe su nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel San Miguel, cuya escultura dorada decora la punta de la mas alta torre de la abadía.
Bajo la sombra del arcángel San Miguel, vestido con extravagantemente de oro y de pie a 160 metros sobre el nivel del mar, los treinta establecimientos de Grupo Eric Vannier son participes en el misticismo de la isla Saint Michel, Patrimonio de la Humanidad y reconocida como la octava maravilla del mundo.
Le Mont Saint Michel y la Mère Poulard del Grupo Eric Vannier han sido uno por casi 130 años. Un ícono de lo que es conocido como ‘Hecho en Francia’, la experiencia culinaria de la marca se ha extendido en todo el mundo a través de sus hoteles, sus galletas y sus restaurantes, que llevan el mismo nombre.
Le Relais Saint Michel de la Mère Poulard es un cómodo y elegante hotel situado en el corazón de un jardín paisajístico que ofrece unas vistas impresionantes a la bahía del Monte Saint Michel.
Idealmente situado a pocos minutos del pueblo medieval de Mont Saint Michel, el Hotel Le Relais Saint Michel es su refugio de paz durante nuestra estancia en esta, la ‘Maravilla de Occidente’. Desde nuestra habitación, con sus grandes ventanales, podíamos ver a la majestuosa construcción en la distancia, nada a su alrededor excepto espacio vacío.
Su magnifico restaurante gourmet ofrece una vista panorámica privilegiada de la bahía y ha sido galardonado por Tables & Auberges de France. Aquí pudimos disfrutar de delicias culinarias en un ambiente relajado y acogedor, con vistas verdaderamente únicas.
Durante el día, se puede ver el espectáculo de la marea más alta del mundo y por la noche desde la terraza, comedor o acogedor piano bar La Retonda, se puede descubrir el Mont Saint Michel iluminado.