Un porcentaje del temperamento de los hijos es heredado y el otro se consolida de forma vivencial, aquí influye el contexto y estilo de crianza del entorno familiar y escolar.
Algunos niños en sus primeros años muestran negatividad, dificultad para adaptarse a límites, omisión a indicaciones que reflejan con enojo y berrinches, cuestiones que deben saber identificar los padres para brindarles apoyo, indicó la Psic. Mónica Del Toro C., coordinadora de proyectos de Gotsky Centro Psico-Educativo.
De acuerdo con la especialista, reflejar el enojo como emoción no es incorrecto hacerlo pero en los menores es importante reconocer sus reacciones y lograr mediar esa dinámica para evitar que el llanto, por ejemplo, lo asocien con el fin para conseguir sus deseos.
Por otro lado, tanto la madre como el padre pueden llegar a actuar con base a una relación con su propio estilo de crianza y en ocasiones responder con una nalgada, golpe o palabras altisonantes, al hacer esto automáticamente hay una invitación para el menor a reproducir estas acciones en algún punto de su vida.
Del Toro C., recomendó que ante impulsos de enojo, llanto y berrinches, debe llevarse al niño a un estado de relajación tomando sus manos y acariciándolas, viéndolo a los ojos e indicándole que respire, luego brindarle un abrazo para posteriormente escuchar lo que quiere y buscar mediar la situación considerando que no siempre es aconsejable ceder a lo que el menor quiere.
Cuando los padres consideren que su método de crianza y forma de trabajar con su hijo o hija ya no funciona, es importante solicitar apoyo de un especialista que oriente y genere un tratamiento adecuado para el manejo de la dinámica conductual.
Es importante estar atentos a la dinámica de los hijos pero también de sus necesidades, los padres al identificar ese temperamento pueden canalizar las emociones con la realización de actividades que induzcan a una mejor conducta, concluyó la especialista.