A lo largo de la historia, los estereotipos de género han ligado a los hombres con características como fuerza, valentía, acción y vigor, convirtiéndolos paradójicamente en víctimas de modelos masculinos que no favorecen el cuidado de su salud. En la feminidad, en cambio, se han agrupado las emociones y comportamientos asociados a la delicadeza y el cuidado.
Dichas construcciones de género están relacionadas con el desarrollo físico, emocional y social de las personas. Las niñas desde pequeñas observan e introyectan actitudes que se convierten en factores de protección de su salud física y mental. Por esto, es común que las mujeres estén más pendientes de su salud que los hombres, que acudan a revisiones médicas con mayor frecuencia y pidan ayuda cuando lo consideran necesario.
Además, entre los varones desde edades tempranas, se suele abusar del consumo de sustancias como alcohol y drogas, en contraste con ellas; asimismo, es común que practiquen actividades más temerarias que los colocan en situaciones de riesgo o se descuiden con mayor facilidad en aspectos importantes como su peso y talla.
Por lo anterior, es fundamental difundir entre la sociedad modelos alternativos para vivir y expresar una masculinidad que considere hábitos de vida saludables.
En otras palabras, es necesario que la salud y el autocuidado hoy en día sean también “cosas de hombres”.
#IgualdadDeGéneroSRE