Todos somos y hemos sido libres de regresar a México en cualquier momento y quienes no lo han hecho es porque NO quieren vivir en México.
O sea, por definición que si están en USA y NO quieren regresar a México es porque quieren quedarse acá.
Si yo sé, estamos muy orgullosos de nuestra herencia cultural, idioma, cocina, y tantas otras cosas pero, si están en la calle pidiendo quedarse en Estados Unidos sería muy sabio llevar nuestra herencia con nosotros y dejar la bandera del país al que aparentemente NO quieren regresar en sus casas.
Por favor, manifestantes, quejosos, legales e ilegales, si lo que quieren es hacer conciencia de la importancia de su presencia en el país y la necesidad de una modificación a la ley de migración háganlo inteligentemente, háganlo con banderas americanas, con letreros que todos puedan leer (o sea en INGLÉS) con cantos sobre su interés de quedarse en USA y verán que quizá tienen mejores resultados que los obtenidos cargando banderas (que dentro de Estados Unidos son banderas de países extranjeros) que solo en el peor de los casos crean mala imagen y en el mejor hacen que sus interlocutores se desconecten y los ignoren.
¡Pongámonos las pilas!
¡Protestemos inteligentemente!
POR FAVOR DEJEN SUS BANDERAS DE MÉXICO (o de cualquier país al que Ustedes NO quieran regresar) Y si quieren regresar a ese país, váyanse y no pierdan el tiempo manifestándose y haciéndole daño a los demás.
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Migrantes mexicanos en EUA prefieren detención a deportación
por José de Córdoba
En una reunión reciente, todos excepto uno de los 50 migrantes mexicanos indocumentados que asistieron indicaron que preferirían arriesgarse a ser detenidos y enfrentar largas batallas judiciales en Estados Unidos que regresar a México voluntariamente.
La mayoría de los migrantes en la reunión de Phoenix, que incluyó a funcionarios mexicanos, señalaron con una mano alzada que estaban listos para combatir la deportación en los tribunales de Estados Unidos.
-¿Incluso si eso significa permanecer detenidos durante semanas? Preguntó el ex canciller mexicano, Jorge Castañeda.
“Aun cuando eso tome meses”, gritó una mujer. “Incluso si toma años”, gritó otro. “Estamos aquí para luchar”.
Castañeda y otros quieren que el gobierno de México respalde con firmeza una buena estrategia y quizás hasta arriesgada para combatir el esperado aumento de las deportaciones de sus compatriotas indocumentados en Estados Unidos al apoyar la lucha legal de los migrantes en el sistema judicial de Estados Unidos. Al abrumar los tribunales de inmigración, ya de por sí gravemente atestados de trabajo, Castañeda espera que el sistema jurídico entre en caos, con lo que se detendrían las deportaciones.
El gobierno de México no ha respaldado esa estrategia, pero el presidente Enrique Peña Nieto presupuestó recientemente unos 50 millones de dólares para los 50 consulados del país con la finalidad de ayudar a pagar los costos de defender a los migrantes que se encuentran ilegalmente en Estados Unidos y que enfrentan la deportación.
Algunos están preocupados de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump haya decidido ampliar el tipo de inmigrantes indocumentados que están en riesgo de ser deportados, de las personas violentas o peligrosas que la administración Obama tuvo como objetivo a los migrantes que han tenido menores conflictos con las agencia encargadas de aplicar la ley.
Ayer, agentes de inmigración detuvieron en Seattle al primer inmigrante mexicano amparado por un programa de acción diferida para las personas que llegaron a Estados Unidos durante su infancia, o “dreamer”.
La reunión de Phoenix tuvo lugar dos días después de la deportación de Guadalupe García, una mexicana de 36 años que vivió en Estados Unidos durante 22 años y que tiene dos hijos que nacieron en Estados Unidos. El retiro de García intensificó el pánico y las protestas en las comunidades de inmigrantes.
García fue encontrada culpable de robo de identidad, un delito grave, después de haber sido arrestada en 2009 con una tarjeta falsa de la Seguridad Social. Ella había sido puesta en libertad en la comunidad con el requisito de presentarse ante los agentes de inmigración cada seis meses. Cuando se reportó recientemente a la oficina Immigration and Customs Enforcement (ICE, por sus siglas en inglés) en Phoenix, fue detenida y deportada a México.
Los agentes de inmigración han realizado redadas y arrestado a cientos de migrantes en los últimos días en ciudades que han incluido Atlanta, Chicago, Los Ángeles y Nueva York, informó la ICE.
Un funcionario de ICE dijo que las redadas han estado a la par con las operaciones similares que la agencia ha realizado en el pasado en el sur de California.
“Esta es una verdadera amenaza”, dijo Rubén Reyes, un abogado de inmigración de Phoenix que participó en la reunión. “Estamos en estado de emergencia”.
La reunión de Phoenix, realizada para crear conciencia sobre la situación de los inmigrantes ilegales en Estados Unidos, fue organizada por activistas, grupos empresariales y periodistas, en su mayoría de México.
Margarita Acosta, una inmigrante ilegal que asistió a la reunión, dijo que ella y su familia han vivido con temor desde la victoria de Trump. “Vivimos en las sombras”, dijo. “Parece que somos felices, pero vivimos aterrorizados porque no sabemos qué será de nosotros”.
La forma en que México manejará el regreso gradual de sus ciudadanos se ha convertido en un problema importante entre ambos países desde la toma de posesión de Trump.
Los planes del nuevo presidente estadounidense de incrementar las deportaciones de mexicanos indocumentados, renegociar el acuerdo de libre comercio de los países y construir un muro fronterizo a costa de México han provocado una reacción nacionalista al sur de la frontera.
Manifestaciones en contra de Trump se han realizado en la Ciudad de México y más de dos docenas de otras ciudades en todo Estados Unidos. También Andrés Manuel López Obrador, el populista izquierdista que en las encuestas encabeza las preferencias ante las próximas elecciones presidenciales de 2018 en México, realizó una gira por ciudades estadounidenses y encabezó un mítin en Los Ángeles. López Obrador ha instado al gobierno mexicano a denunciar en las Naciones Unidas el maltrato que han recibido los migrantes mexicanos en Estados Unidos.
