En un ensayo publicado en el número de enero de la revista Nexos (disponible online desde el 30 de diciembre), Armando Ríos Piter y yo formulamos una serie de propuestas para enfrentar a Trump hoy en la víspera de su llegada a la Casa Blanca. Después de un breve análisis de los cambios profundos en la opinión pública norteamericana y de los orígenes de su triunfo en noviembre, buscamos exponer, bajo la metáfora de las canicas o fichas de negociación, algunas de las cartas con las que México llega a la mesa. Veo que por otros caminos, varias voces comienzan a llegar a las mismas conclusiones.
Arturo Fernández, rector del ITAM, alma mater de una parte del gabinete presidencial, declaró ayer que: “Llegado el momento, sería mejor abandonar el TLC a vivir en la incertidumbre que ha pasado el país en los últimos meses… Sería preferible dejar el tratado, hacerlo a un lado, que entrar en negociaciones que duren varios años.” Ríos Piter y yo escribimos hace medio mes: “Una renegociación prolongada del TLCAN podría ser aun peor, con años de incertidumbre que desalentarían la inversión en el país“.
A propósito de la mejor manera de negociar con Trump el conjunto de asuntos que él mismo ha planteado, nosotros sugerimos que convenía negociar en conjunto todos los temas: “… hoy nos conviene mucho más armar un paquete de todas las fichas que hemos enunciado y tratarlas en conjunto. Presentando nosotros un paquete, y ellos llegando separados a la mesa de negociación, llevaremos una ventaja –ciertamente marginal– pero quizás decisiva”. Peña Nieto, en su discurso ante los embajadores y cónsules reunidos a principios de año en México, como siempre, dijo: “Impulsaremos una negociación abierta y completa. Todos los temas que definen la relación bilateral están sobre la mesa, incluyendo migración, comercio y seguridad.” No es exactamente lo mismo, pero se parece. Desde luego que EPN no adoptó esta postura por lo que escribimos Ríos Piter y yo, pero la convergencia espontánea de enfoques es interesante.
Por último, en lo tocante a un tema en el que no sólo hemos insistido los autores del citado ensayo, sino también los participantes en el foro de migrantes que organizamos Eunice Rendón y yo el 17 de diciembre, a propósito de la necesidad de incrementar los recursos para nuestros consulados en Estados Unidos, Pablo Escudero, presidente del Senado (PRI-PVEM), afirmó “Voy a proponer, y lo haré de manera formal con el secretario de Hacienda y con el canciller, que parte de ese dinero (el de las nuevas instalaciones del INE), se utilice para fortalecer en primera instancia a los Consulados que tenemos en Estados Unidos para la protección de los migrantes, que es un tema que nos preocupa y que nos incumbe de manera diaria”. Nosotros dijimos: “En primer lugar, debemos (a través de los consulados de México) seguir el ejemplo de la asamblea legislativa de California, que aprobó partidas de varios millones de dólares a principios de diciembre para apoyar a los indocumentados en vías de deportación con abogados, traductores, trabajadores sociales, albergues para sus familias y otras necesidades”.
Se trata de convergencias naturales, que debieran ser obvias, y que muestran que poco a poco sí se puede construir un consenso interno en México sobre la resistencia a la ofensiva de Estados Unidos (a partir del 20 de enero, ya no de Trump). No podemos más que congratularnos de ello, a condición de que la tendencia siga, y no se revierta por mezquindades gubernamentales, de un gobierno al que le encantan