Las fábricas ya estaban volviendo a la vida aun antes de que la promesa de revitalizar el sector manufacturero estadounidense ayudara a impulsar a Donald Trump a ganar la presidencia.
Pero los empleos no están regresando al mismo ritmo, una realidad que dificultará que Trump –o alguien más– aumente significativamente el empleo en el corazón industrial, como lo prometió. La tecnología y la automatización han dado a las empresas manufactureras los medios para funcionar, e incluso prosperar, con menos empleados que nunca.
La producción manufacturera se está acercando a los niveles previos a la recesión. Sin embargo, cerca de 1.5 millones de empleos fabriles –alrededor de 20% de los puestos perdidos durante la recesión– no se han recuperado. Los fabricantes emplearon a 12.3 millones de personas en noviembre, menos de los 13.7 millones en diciembre de 2007, cuando comenzó la recesión oficialmente.
La producción manufacturera se mantuvo sin cambios en noviembre, mientras que el empleo de la industria manufacturera cayó contra el mes anterior, según datos de la Reserva Federal y del Departamento del Trabajo. De hecho, la producción de las fábricas se ha recuperado en gran medida desde la recesión, pero el empleo manufacturero ha quedado rezagado.
En general, el número de puestos de trabajo en Estados Unidos creció 11% entre junio de 2009, cuando terminó oficialmente la recesión y noviembre, cuando el Departamento de Trabajo contó cerca de 145 millones de empleos en las nóminas no agrícolas. Las nóminas de la manufactura crecieron sólo 5% durante ese lapso.
Los trabajadores altamente capacitados están en demanda. El número de vacantes fabriles se encuentra a su mayor nivel en 15 años. Pero una franja de ex trabajadores de fábricas poco calificados parece estar congelada, marginada del creciente sector de alta tecnología, sin importar cuán rápido crezca la economía.
“Tenemos dos economías, y la otra no arranca, no importa cuánta gasolina le pongas”, dijo Pippa Malmgren, fundadora de H Robotics, una empresa de desarrollo robótico, y miembro de Manufacturing Initiative en Indiana University.
William Strauss, economista del Banco de la Reserva Federal de Chicago, espera que la participación de los trabajadores estadounidenses en la industria manufacturera siga cayendo de su actual nivel de 8.5%, dado que la productividad y la eficiencia evitan la necesidad de tener grandes plantillas.
“Hemos visto estas tendencias en marcha durante décadas, y es poco probable que se vea una razón por la que cambie”, dijo Strauss.
Trump ha sugerido lo contrario. En un mitin realizado este mes en Des Moines, Iowa, reiteró sus planes para reducir las regulaciones y cambiar las relaciones comerciales con China, los cuales, según él, crearán crecimiento económico y nuevos empleos.
A finales del mes pasado, él y el vicepresidente electo Mike Pence convencieron a Carrier, propiedad de United Technology, para que mantuviera en Indiana cerca de un tercio de sus dos mil 100 empleos que había planeado trasladar a México, a cambio de siete millones de dólares en incentivos durante 10 años. Unos días más tarde reprendió en Twitter a Rexnord, con sede en Milwaukee, por sus planes de trasladar muchos de sus cerca de 350 empleos a México.
No está claro que una estrategia tan controversial o un mayor crecimiento hagan que los fabricantes realicen muchas contrataciones, incluso si el crecimiento se intensifica.
Muchas compañías dicen que es más fácil hacer más con menos empleados. Por ejemplo, Greg Hayes, presidente y director ejecutivo de United Technologies, dijo a CNBC este mes que una inversión para automatizar la planta de Carrier en Indianápolis “en última instancia significa… que habrá menos empleos”.
Con base en algunas medidas, las inversiones en tecnología manufacturera han tardado en cristalizarse. Association for Manufacturing Technology dijo que los pedidos de maquinaria para las nuevas fábricas bajaron 6% en octubre, en comparación con el mismo periodo de 2015. Sin embargo, la asociación señaló que octubre fue el tercer mes consecutivo de ganancias año a año
La recuperación de las inversiones en las fábricas podrán significar otro factor positivo para el empleo manufacturero.