Tradicionalmente, el emprendedor tecnológico estadounidense seguía el mismo patrón racial que el self-made man de toda la vida: blanco, anglosajón y protestante, como Bill Gates o Eric Schmidt, o bien judío, como Mark Zuckerberg y Jeff Bezos. Pero el auge de las llamadas “minorías” y la apertura al talento inmigrante han permitido en los últimos años la aparición de numerosos emprendedores de éxito que no encajan en ese patrón. Fundamentalmente asiáticos, pero también latinos, lo que demuestra que el boom del emprendimiento latino no se circunscribe únicamente a los propios países de Latinoamérica.
Cuando analizamos la presencia de los latinos en la industria tecnológica de Estados Unidos, lo primero que llama la atención es la escasa representación de esta comunidad en las empresas de tecnología. Pese a que los hispanos suponen el 16,7% de la población estadounidense, son pocas las compañías tech en las que alcanzan el 10% de la plantilla.
Sin embargo, también hay latinos en puestos influyentes de la industria tecnológica. Desde Tim Campos, ex director de informática en Facebook y actual CEO de Stealth, a Myrna Soto, directora de infraestructura y seguridad de la información en Comcast, pasando por Matías Duarte, vicepresidente de diseño de Google, o Marcelo Claure, director ejecutivo de Sprint y fundador de Brightstar.
Con estos ejemplos, el número de emprendedores tecnológicos de la comunidad latina en Estados Unidos va en aumento. Particularmente en California, donde se emplaza un tercio de las empresas latinas del país, la mayoría en el sur del estado. Otro estado con alta presencia de emprendedores latinos es Florida. Por contra, las ciudades menos beneficiosas se encuentran en el noreste de EEUU.
En el caso de California, a la elevada población hispana se une su cualidad de centro tecnológico mundial, lo que favorece el surgimiento de nuevas empresas de tecnología fundadas o cofundadas por latinos. En Florida –donde Miami se está convirtiendo en una nueva meca para los emprendedores-, se concentran negocios de corte social y/o basados en la alta tecnología con su foco en Latinoamérica. En conjunto, hay una gran presencia dominicana en el mundo de las startups tecnológicas, junto con un número considerable de empresarios de países como Argentina y Brasil.
Paralelamente, están surgiendo organizaciones de apoyo como Emprendedores Latinos USA. Esta entidad sin ánimo de lucro tiene el propósito de inspirar, educar y conectar al empresario latino en EEUU, de cara a que desarrolle una ventaja competitiva en el mercado local y nacional.
Aun así, la tasa de fracaso de las empresas emergentes de propiedad hispana es mayor que la de los empresarios blancos o asiáticos, según la fundación de apoyo al emprendimiento Kauffman. Pero las historias de éxito son más numerosas cada día, y los emprendedores hispanos más notables, inmigrantes o nacidos en los USA, ya están presentes en las noticias de los medios tecnológicos.
De LatAm a los USA
Aunque la mayoría de las nuevas empresas que surgen en los países latinoamericanos tienen un alcance local o nacional, son muchos los emprendedores conscientes de la necesidad de expandirse internacionalmente. El primer paso suele ser ampliar su presencia a naciones vecinas, pero la condición de Estados Unidos como referente tecnológico y económico mundial, unida a la importante comunidad latina del país, hace que cada vez sean más los emprendedores latinos que dan el salto a EEUU.
Hay dos elementos que facilitan este salto. El primero, que sus startups tienen sus equipos de desarrolladores en Latinoamérica, lo que hace sus costos muy competitivos. El segundo, la casi obligación de tener una sede en EEUU, donde se lleva a cabo el proceso que va desde la aceleración por parte de las incubadoras tecnológicas más importantes hasta la comercialización de sus productos, ya diseñados para ofrecerse a escala global.
Algunos de estos emprendedores, como Marco Montes, creador de Saldo.mx, aprovechan la relación a veces complicada de los inmigrantes latinos en EEUU con sus países de origen. Montes ha creado una herramienta digital que permite a los mexicanos radicados al norte del río Grande pagar directamente algunos servicios de sus familias en México, y que ya se ha convertido en una alternativa al envío de dinero vía Western Union.
Además, Marco Montes es cofundador de Manos Accelerator, una iniciativa apoyada por Google for Entrepreneurs que da a las compañías latinoamericanas la oportunidad de establecerse y lograr financiación en Silicon Valley.
Otro caso de éxito es el de Daniel Palacio. Este emprendedor colombiano fundó en 2011 Authy para desarrollar una solución de seguridad basada en la autenticación de dos factores. Tras mudarse a EEUU para hacer crecer su negocio, Authy fue comprada por Twilio en febrero de 2015. Tras ejercer como director de seguridad y autenticación en Twilio durante casi dos años, ahora ejerce como ángel inversor en TBD Investors.
Como protagonista de una versión tecnológica del sueño americano, encontramos a Jordi Muñoz. Este mexicano de 29 años amante de la electrónica y los aviones dio el salto de Tijuana a Riverside (California) con 21. Mientras esperaba la Green Card que permite a los inmigrantes buscar trabajo en EEUU, empezó a fabricar sus propios vehículos aéreos no tripulados. De ahí nació 3D Robotics, uno de los principales fabricantes estadounidenses de drones, que factura 20 millones de dólares anuales.
Estos son sólo tres casos representativos, pero hay muchos más: el argentino Gastón Frydlewski, cofundador de Hickies; Martín Frascaroli, fundador de Aivo, o el veterano emprendedor guatemalteco Luis von Ahn, CEO de Duolingo. De hecho, un estudio reciente de Kauffman concluye que los inmigrantes tienen casi el doble de probabilidades de ser empresarios que los nacidos en Estados Unidos.
Los que salieron del ‘barrio’
Las empresas estadounidenses propiedad de hispanos suman un total de 3,1 millones en todo el país, con una tasa de crecimiento del 40% según Kauffman Firm Survey. Con el crecimiento de la comunidad hispana, el número de empresarios también está aumentando.
Un aumento al que no es ajeno el sector tecnológico, a pesar de la mencionada infrarepresentación de la comunidad hispana. Es difícil hallar un hispano en la industria de la tecnología, pero el talento, compromiso y creatividad de los profesionales empujan al alza el número de latinos que destacan en este importante segmento de la economía de Estados Unidos. Emprendedores de origen cubano, mexicano o dominicano que han fundado startups como Pebble y Duolingo o desempeñan un papel importante en fabricantes de hardware.
Probablemente el más famoso sea Tony Jiménez, fundador de la empresa de software MicroTech. Jiménez, nacido en una familia modesta de Virginia, estuvo vinculado al gobierno de Estados Unidos primero en el servicio militar activo y más tarde en el Departamento de Defensa. Cuando dejó el sector público fundó MicroTech, que tiene contratos en más de 100 proyectos federales e ingresa más de 300 millones de dólares al año. Actualmente es uno de los líderes de la industria tecnológica y uno de los hispanos más influyentes de EEUU.
Mucho más joven es Michael Sayman. Este hijo de padre boliviano y madre peruana, nacido en Miami, fue el becario más joven en la historia de Facebook. Además, ha creado 15 aplicaciones para iOS y Android, entre las cuales destacan Lifestage y la popular 4 Snaps, que programó cuando aún estaba en el instituto. Es fundador y CEO de su propia empresa: Sayman Apps, y aspira a aumentar el número de latinos en la industria tech.
Aunque se enfrentan a una doble brecha, racial y de género, también hay emprendedoras latinas exitosas. Un ejemplo a destacar es el de Ramona Ortega, directora ejecutiva y fundadora de Mi Dinero Mi Futuro, una startup fintech fundada en 2014 y centrada en las finanzas personales para los millenials hispanos.
Otra latina relevante en el mundo tecnológico estadounidense es Tania Cuevas, consultora de marketing de TestFire. Sobre su presencia en el sector, Cuevas considera que “los latinos deben estar en todas partes. Debemos estar a la vanguardia de todos los mercados innovadores, desde el arte a la tecnología, en cualquier industria que va a diversificar nuestra cultura y lanzar un mensaje de lo que realmente somos capaces de hacer”.
El futuro: auge imparable vs. Trump
Si a día de hoy, hay uno de cada seis habitantes de Estados Unidos son latinos, la Oficina del Censo de EEUU prevé que para el año 2060 esa proporción sea uno de cada tres. El crecimiento de la población latina conlleva el del número de negocios iniciados por miembros de esta comunidad en EEUU, que siguen creciendo a un ritmo tres veces mayor que el de cualquier otro grupo étnico en el país.
Un factor importante es la unidad dentro de la comunidad de emprendedores tecnológicos latinos. Existen iniciativas como Latin@s in Tech Summit para unir a los nuevos empresarios, promoviendo los eventos y competiciones y poniendo en contacto a las startups con inversores.
La falta de visibilidad, acceso al capital y mentorización provoca la necesidad de que los latinos creen sus propias redes porque “es extremadamente difícil entrar en las incubadoras sin contar con un equipo tecnológico fuerte o un business angel“, según explica Ramona Ortega. Esto ya sucede en Texas –donde XelerateTech trabaja con la comunidad de Austin-, Florida y California. Y se tiende a un mayor compromiso para transformar sus pequeños negocios en empresas más grandes.
Así las cosas, todo apunta a que los empresarios hispanos impulsarán buena parte del crecimiento económico de Estados Unidos en los próximos años. La firma de pronósticos económicos IHS Global Insight prevé que los latinos podrían representar el 40% del crecimiento del empleo en el país para 2020.
Sin embargo, el futuro también presenta nubarrones para la comunidad latina en EEUU. El nuevo presidente Donald Trump ha hecho de la xenofobia uno de los puntos fuertes de su discurso, y los latinos han sido su blanco predilecto. Construir un muro en la frontera con México, suspender la emisión de visados o la obligatoriedad de hablar inglés para permanecer en el país son propuestas que les afectan directamente.
Los planes de Trump y el nuevo fiscal general Jeff Sessions para restringir la entrada de trabajadores extranjeros altamente cualificados también pueden perjudicar a los ingenieros colombianos, mexicanos o chilenos. La Protect and Grow American Jobs Act, que busca “priorizar los trabajos de los americanos”, entraría en conflicto con algunos aspectos de la JOBS Act, aunque los principales beneficiarios del programa de visados H-1B son los profesionales procedentes de la India.
Claro que, por otra parte, el nuevo presidente sí ve con buenos ojos a los inmigrantes legales que han triunfado en EEUU y son “financieramente autosuficientes”. De hecho, en su campaña prometió un “mejor futuro” para los latinos asentados legalmente, con mayor seguridad y protección de sus empleos.
Y puso precisamente a los emprendedores en el centro de su discurso en Florida, recordando los más de 600.000 negocios propiedad de hispanos en el estado y prometiendo menos regulaciones e impuestos. Su plan económico incluye un recorte impositivo para pequeños negocios del 35% al 15%, lo que sin duda será bien recibido. Sea como fuere, parece difícil que el auge de los emprendedores latinos en EEUU se pueda revertir, con o sin Trump en la Casa Blanca.