Los propósitos de Año Nuevo emergen del deseo de mejorar en un futuro inmediato, por eso se expresan al final del año con la perspectiva de que se van a verificar con el transcurso de los días, señalaron especialistas en el tema.
En entrevista con Notimex, el investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Bogar Escobar Hernández, dijo que la mayoría de los casos «no pasan de ser sólo buenas intenciones, porque algunas veces se formulan verbalmente y no tienen concreción práctica, por lo que la mayoría al tiempo se dejan».
Dijo que se tiene que ser constante con los propósitos, «tenemos que ser disciplinados, no hay fórmulas mágicas, cualquier cosa que trasciende es producto de un esfuerzo, no de la improvisación, es fruto de la planeación, de la continuidad y de hacer en cada momento, en cada día, lo que se tiene que hacer para lograrlo».
Comentó que «dicen que si un hombre intenta comerse 100 panes en un día se va a indigestar o se puede morir, pero si te comes uno por día, es decir, el día a día, la labor cotidiana, el buen desempeño, el mejor esfuerzo cotidiano, producen en el corto, mediano o largo plazo resultados notables, resultados trascendentes, de lo que hagamos hoy va a depender el futuro».
Señaló que debido a que cada persona aspira cosas concretas, «el que quiere hacer una carrera profesional pues que desarrolle a pleno sus estudios; si ya es un profesional, que despliegue a plenitud y total responsabilidad sus labores; en cualquier ámbito religioso o político, se debe hacer lo que le toca hacer».
Apuntó que «hay cuestiones más concretas, en el día a día hay cosas muy prácticas que podemos hacer para alcanzar determinadas metas, para tener un control sobre nuestra vida, pero a partir de actos de responsabilidad tomada de manera consciente, y aceptar consecuencias y previendo lo que va a venir».
Manifestó que se debe tener muy presente «ahorita que se cierra un ciclo en el calendario gregoriano occidental, que los ciclos son constructos mentales, no existen per se, o al menos en buena medida».
Dijo que «sí hay algo de concreto, pero en la manera en que abordamos los ciclos cronológicos son constructos mentales, sociales, que crean imaginarios y que hacen que uno se predisponga a determinada acciones, los seres humanos somos gregarios y actuamos con base a determinadas fechas, estaciones y contextos».
A su vez, el jefe del Departamento Psicopedagógico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), Fernando Ruiz López, expresó en entrevista con Notimex que el planear un propósito de año nuevo como tal implica como una especie de objetivo personal.
Explicó que todo gira en términos de decisiones afectivas, «por ejemplo, la más marcada de las intenciones de año nuevo es: ‘el próximo año me voy a portar bien’; bueno, pues qué bonito pero qué quiere decir eso, la gente a veces no especifica». Sostuvo que «no es lo mismo me voy a portar bien a decir a partir del próximo año voy a ahorrar 10 por ciento de lo que gane, lo cual es muy objetivo, pero la gente no hace ese tipo de planteamiento en un clima de alegría, de optimismo, al estar en la chorcha».
Mencionó que muchos simplemente se comen las 12 uvas «y están en el jolgorio de cuantas ingieren, en qué momento se ponen a pensar seriamente en sus buenos deseos a la hora que consumen las uvas, es más bien el momento mismo».
Señaló que «la gente somos muy afectivos, es una parte central en nuestra vida muy importante, pero un objetivo como tal implica más cosas, involucra disciplina, etcétera. claro se te acaba el año y es bueno hablar de que tienes buenos propósitos».
Recomendó darse un tiempo y antes de la cena o después de ella, «antes del relajo, escribir una cartita con nuestros propósitos de año nuevo».
Agregó que «incluso hay gente que le da mayor orientación, por ejemplo, en un sobre escribe cuáles son sus propósitos para con su familia y en qué van a mejorar”.
Así como “sus propósitos respecto a su cuerpo, a su salud, y qué cosas van a cambiar y cuidar mejor este año; y así hacer diferentes dimensiones de propósitos».
Aconsejó después cerrar ese sobre, «hay que guardarlo y abrirlo el próximo año durante la cena de fin de año, 12 meses después; esto habla de la expectativa del entendimiento del grupo, de la comunicación, de la solidaridad, de estar realmente conscientes de lo que implica un propósito lucido».
Indicó que es muy fácil decir el próximo año te vas a comprar una casa, «pero, tienes los medios, es pertinente, con cuánto cuentas, quién te va a prestar, cómo vas a pagar, cómo vas a trabajar para lograrlo, si te enfermas qué hacer, son propósitos que implican más elaboración de las cosas».
Refirió que «es muy fácil decir: me propongo que el próximo año voy a estudiar más que éste; lo cual es muy bonito, pero nadie especifica claramente lo que eso quiere decir». Puntualizó que la idea de los propósitos de Año Nuevo «aparentemente está generalizada, pero no es así, también hay mucha gente que no tiene propósitos de nada.