Donald Trump no ha tomado posesión de la Presidencia de Estados Unidos y, sin embargo, ya podemos atisbar cuál será su estilo personal de gobernar:
1.- COMUNICACIÓN DIRECTA. El Presidente electo se comunica directamente con el público vía la red social de Twitter. Igual le cancela a la empresa Boeing una orden de avión presidencial, que anuncia los nombramientos de su gabinete, que amenaza a las fábricas que quieran irse de Estados Unidos, que presume de inversiones, que se queja de comediantes que lo imitan, que arremete en contra de China. También justifica por qué sobreutiliza su cuenta de Twitter: “Si la prensa me cubriera con exactitud y honorabilidad, tendría mucho menos razón para tuitear. ¡Lamentablemente, no sé si eso va a suceder alguna vez!”
2.- MENTIRAS IMPUNES. Claro que Trump desconfía de la prensa seria. Es más fácil difundir de manera directa por Twitter las mentiras (o medias verdades) que a menudo lanza. El 17 de noviembre tuiteó: “Acabo de recibir una llamada de mi amigo Bill Ford, presidente de Ford, quien me informó que mantendrá la planta de Lincoln en Kentucky –no México”. Bullshit. Ford tiene un contrato con el sindicato de trabajadores de la industria automotriz que le impide cerrar esta planta sin antes negociar con ellos. La empresa no tenía intención alguna de trasladar esta fábrica a México (al parecer se llevarían la línea de producción de un vehículo, pero a una planta en Chicago).
Otro ejemplo. El Presidente electo tuiteó el 6 de diciembre: “Boeing está construyendo un nuevo 747 Air Force One para futuros presidentes, pero los costos están fuera de control, más de $4 mil millones [de dólares]. ¡Cancelar orden!” Según la constructora de aviones, un 747-8 tiene un precio de lista de $379 millones de dólares. De acuerdo a un vocero del Pentágono, se tiene presupuestado $2 mil 700 millones para dos o tres Air Force One con todo el sofisticado equipo militar que se requiere a fin de transportar de manera segura al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, quien puede operar desde ahí en caso de guerra. Se trata de otro típico bullshit de Trump vía Twitter. Después salió a decir que Boeing tiene derecho a ganar dinero, pero no mucho, lo cual me lleva al siguiente punto.
3.- EL PRESIDENTE DECIDE LO QUE ES JUSTO O INJUSTO. Como a Trump le parecía injusto que la empresa Carrier se trasladara a México, amenazó a uno de sus dueños (proveedor del gobierno estadunidense) y otorgó incentivos fiscales para mantener su fábrica en Indianápolis. Funcionó: la productora de aires acondicionados sólo mudará una de sus partes a Monterrey. En el caso de Boeing, al parecer a Trump le disgustaron las declaraciones del director general de esa empresa al Chicago Tribune el 2 de diciembre en las que veladamente criticaba las posturas de proteccionismo comercial del Presidente electo. Y es que a Boeing no le conviene un enfrentamiento económico de Estados Unidos con otras naciones, en especial con China, que es uno de sus clientes principales. Como consecuencia, Trump lo habría castigado con el tuit antes mencionado y la declaración de que hay utilidades justas o injustas, lo cual me lleva al punto final.
4.- CAPITALISMO DE CUATES. Ya no será el mercado o las leyes las que decidan qué es justo o injusto. A partir de ahora será el Presidente. Pues habrá que formarse en la fila para ser amigo de Trump, ya que él decidirá el futuro de las empresas privadas. Ya lo está haciendo. El martes recibió al dueño del conglomerado japonés de telecomunicaciones y finanzas SoftBank. Posteriormente, Trump tuiteó: “Masa (SoftBank) de Japón ha acordado invertir US$ 50 mil millones en Estados Unidos en negocios y 50 mil nuevos puestos de trabajo”. Acto seguido, las acciones de la telefónica Sprint, propiedad de SoftBank, subieron casi un 6% en la Bolsa con un volumen inusual de transacciones. El mensaje es clarísimo: conviene ser amigo de Trump. En la prensa financiera ya se habla de cómo los inversionistas están siguiendo al minuto la cuenta de Twitter de Trump para comprar o vender acciones. Un tuit del Presidente electo puede valer miles de millones de dólares. Imagínese usted los negocios que sus amigos o familiares podrían hacer si Trump les adelanta unos minutos el tuit que piensa enviar.
En conclusión, el estilo personal de gobernar que se atisba es un claro retroceso para la democracia estadunidense. Ya no es la prensa seria la que media la comunicación entre el gobernante y la población, lo cual abre la posibilidad de difundir mentiras de todo tipo. Ya no son el mercado o las leyes los que deciden qué es justo o injusto sino el Presidente, lo cual abre la posibilidad de un capitalismo de cuates en la economía más poderosa del planeta. Esto, insisto, va a terminar mal.
Twitter: @leozuckermann