Para su estudio, los investigadores reunieron a 1.095 participantes para evaluar los efectos que Facebook tenían en su estado de ánimo.
‘El experimento Facebook’, como así denominaron la prueba, consistía en evaluar cómo se sentían estas personas cuando abandonaban una sola semana su actividad en la red social de Mark Zuckerberg.
El resultado es que esta desconexión logró efectos positivos en el bienestar del grupo de control del experimento. En definitiva, cerrar durante siete días Facebook los hizo más felices.
“La mayoría de las personas usan Facebook a diario, pero pocos son conscientes de las consecuencias”, explican en su estudio los sociólogos de la Universidad de Copenhague.
“Esta investigación proporciona evidencia de que usar Facebook afecta a nuestro bienestar negativamente y dejarlo aumenta nuestra satisfacción y nuestras emociones se vuelven más positivas”, añaden.
Y, aseguran, ese mayor bienestar, al tener una semana apagado Facebook, benefició más a los usuarios más activos o a los que más envidia sienten cuando consultan contenido ajeno o de sus amigos en la red social.
Las conclusiones causales de este estudio hay que condicionarlas a la selección de grupo de control, que fueron usuarios que querían tratamiento contra su dependencia de las redes sociales, además de que está financiado por el Instituto de la Felicidad danés.