Tijuana tiene pocas áreas verdes, con servicios pobres y una visión del desarrollo urbano atrasada que no permite embellecer la ciudad, reducir riesgos hidrometeorológicos, y aprovechar los recursos naturales existentes mediante una visión integral, aseguró hoy la investigadora del Colegio de la Frontera Norte, Lina Ojeda Revah.
“Es triste, lo más triste es que cada quien tiene su propia concepción de área verde, pocos tienen una visión de servicios eco sistémicos, solo una visión recreativa y de adorno. Se quejan de que les salen caros porque no ven la multifuncionalidad y la legislación esta viejísima, dispersa, no hay mínimos establecidos, cada municipio hace lo que quiere y es muy triste”, dijo la maestra investigadora del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente del Colegio de la Frontera Norte, al participar en un seminario sobre sustentabilidad.
La investigadora explicó que los eventos hidrometeorológicos son disturbios, y en esta zona los periodos de sequía son, por ejemplo, fenómenos propios de la zona así como los incendios. En ese contexto, cuando una ciudad desequilibra, cambia o interrumpe los flujos naturales aumenta los riesgos, lo que típicamente se puede apreciar cuando se desvían los cauces naturales de arroyos.
Esta realidad, que en muchas ciudades de Europa y los Estados Unidos se ha entendido, y en consecuencia se han adoptado planes de desarrollo urbano que le apuestan a la creación de redes interconectadas entre ecosistemas urbanos, en nuestro país no existe.
“Esta visión que nació, no hace más de 20 años, ya rige parte de los planes de desarrollo de Europa y Estados Unidos y aquí estamos en pañales”. Recientemente, a esta se ha incorporado un enfoque de ingeniería que ayuda en conexión con el agua, a tener un manejo integrado dentro de las ciudades mediante el uso de pozos, techos verdes en zona urbana y muchas otras estrategias de recolección y aprovechamiento del agua.
En pendientes como las que tiene Tijuana, podrían crearse una red de conexiones mediante la forestación con plantas adecuadas y técnicas para su retención, lo que finalmente reduce el riesgo de deslizamientos.
Los pocos parques de la ciudad tienen malos servicios y no están administrados para conectarlos con la población adulta convirtiéndolos en espacios adecuados para el ejercicio y mejora de la salud, por ejemplo. Tampoco existe una estrategia para conectar los miniparques y crear una red amplia que no se limite solo a los camellones.
Frente a este panorama, lo que Tijuana requiere es una estrategia integral, que busque la multifuncionalidad y aproveche las diferentes técnicas que existen, y el aprovechamiento de especies adecuadas.
Un modelo de esta naturaleza se ha desarrollado exitosamente en el Ecoparque administrado por el Colegio de la Frontera Norte, en la subida a la zona de Otay a través de la colonia Buena Vista, dijo.
“Quisiera que las áreas verdes sean vistas como un sistema para reducir riesgos, abastecer de alimentos y proporcionar servicios ambientales, incluyendo la cuestión social, que se usen para hacer ejercicio”, añadió Ojeda Revah.