El domingo por la noche volverás a hacerlo: prometerte a ti mismo que nunca más desperdiciarás tus dos días libres estando de resaca, que dejarás de remolonear en la cama hasta que sea la hora de dormir y, por supuesto, que esta semana te cortarás con la comida porque te has puesto ciego a alimentos que rezumaban grasa a más no poder.
Olvídate de ponerte a dieta entre semana y procura introducir en tu ‘finde’ alguno de estos siete hábitos, que pueden ayudarte a perder unas cuantas calorías en lugar de adquirirlas (que nos conocemos).
1. Pídete un cóctel caro
Al toque de campana del viernes, en cuanto sabes que dan comienzo tus dos días libres, te lanzas a la barra del bar a celebrar la libertad con tus compañeros de trabajo, amigos o parroquianos conocidos.
Tampoco vamos a decir que te reprimas excesivamente y pases un ‘finde’ atroz soportando en síndrome de abstinencia (confiamos, queridos, que no estéis en este punto). Sí, se puede beber. Pero en lugar de ingerir tu peso en cerveza o combinados plagados de azúcares y alcohol, ¿qué tal si de das un lujazo y te pides un buen Bloody Mary o una copa de vino de esos que sí o sí tienes que olisquear y paladear antes de beber?
Por cada consumición cara que te tomes te ahorrarás una media de cinco de las baratas y sus consecuentes calorías. Además, las probabilidades de pasarte de cantidades aumentan (si no lo crees, mira el estado de tu cartera después de la segunda ronda) y beberás más despacio. Ahora bien, como siempre -y más con estas graduaciones- recuerda hacerlo con moderación.
2. Sal a cenar (no a picar)
Hasta el momento ningún estudio de la Universidad de Harvard lo ha hecho oficial, pero por la decoloración de tu servilleta “de papel” podrás comprobar que el tapeo que acompaña tus tardes y noches de ‘finde’ contiene más grasa y aceite que alimento.
Si no quieres padecer esas atroces digestiones que ensanchan tu figura, cena de verdad. Y a poder ser no un chuletón de medio kilo, sino algún plato con muchas verduras y fibra.
3. Queda con gente, mucha gente
Tranquilidad, que no vamos a insinuar que el plan sea “salir a correr” o “iros a hacer remo”. Pero aprovechar el tiempo para estar con esos amigos y conocidos a los que vemos más bien poco se traducirá en tener varias actividades a lo largo del día que te obligarán a moverte.
Imagínalo: hormonas de la felicidad por doquier, sumado a que ir de un lado para otro sin apalancarte impedirá que te pases de rondas en ninguno de tus planes. Esto sí que es un fin de semana completo y adelgazante.
4. Date un baño caliente
Probablemente hasta ahora sólo habías escuchado que lo que ayudaba a activar el metabolismo para que produzca grasa marrón era la ducha fría mañanera. Pero estando en fin de semana, lo más probable es que tengas más ganas de vaguear en pijama unas cuantas horas y, ya si eso, darte un baño relajante por la tarde. ¡Fantástica idea, amigo perezoso!
Según un reciente estudio británico resulta que darnos un buen baño caliente quema las mismas calorías que pasarnos 30 minutos haciendo ejercicio. ¿Cómo? Al parecer esta actividad inactiva reduce los niveles de azúcar en sangre hasta un 10% más que durante una sesión de entrenamiento. Los investigadores se encontraron con que durante el baño la quema de calorías llegaba hasta las 126 por hora, el equivalente a darnos un paseo de 30 minutos. ¿Se te ocurre un plan mejor para las gélidas tardes de domingo invernal?
5. Un paseo bajo el sol
Ni te habías dado cuenta, pero la falta de vitamina D puede ser la responsable de que te encuentres agotadísimo y sin ganas de moverte un ápice, ni siquiera para cocinar -así que imagínate para hacer algo de ejercicio-.
Y no sólo lo sufres tú: la cantidad de horas que pasamos metidos en oficinas y despachos (sí, como el convenio) sin apenas luz ha hecho que esta deficiencia vitamínica se convierta en una especie de una epidemia a nivel global.
Aprovecha las horas de libertad y sal a la calle a airearte: la ciencia ha demostrado que mantener unos niveles adecuados de este nutriente ayuda al cuerpo a absorber correctamente el calcio, cuidando de nuestros huesos y músculos, algo que es esencial para poder controlar el peso.
6. Cántate algo
Ya seas un fanático de las noches de sábado en el karaoke o ya seas tan tímido que eso haga imposible que un cazatalentos te encuentre -a no ser que sea un perturbado y se cuele en tu ducha-, el hecho es que cantar favorece la secreción de endorfinas, algo que te viene fetén para regular el cortisol y paliar los efectos del estrés que se empiezan a notar en tu abdomen y muslos (recuerda: la ira y los agobios engordan).
Eso por no contar con que al hacerlo mejoramos nuestra postura, manteniendo la espalda lo más recta posible, y equilibramos nuestro ritmo respiratorio ayudando a nuestros músculos a relajarse y oxigenarse. Casi casi como marcarnos una sesión de yoga matutina, vaya.
Aunque desafines más que Caminero en el anuncio de Natillas (esta comparativa no te la esperabas ni en la peor de tus pesadillas, ¿verdad?) lo importante es disfrutar del momento y aprovechar tu cántico de fin de semana para quemar unas pocas calorías y sentir cómo las hormonas del bienestar se apoderan de ti. Y al que no le guste, tapones.
7. Relax, take it easy
Lo que te decíamos: a más estrés, más cortisol y, por ende, más grasas acumuladas que se irán haciendo visibles en cada nueva visita a la superficie de tu báscula. Estar completamente relajados durante al menos una hora y media de nuestros días de ocio puede ser la mejor manera de desconectar, sentirnos a gustito y -oh sí- deshacernos de algunas de las estresantes calorías que hemos adquirido durante la semana.