Comida, vestido y pago de deudas. Para eso sirven principalmente las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían a sus familiares en México. El 75 por ciento de los hombres declaró que una de las finalidades es cubrir gastos de comida y vestido; en el caso de las mujeres el porcentaje se ubicó en 59 por ciento.
El Anuario de Migración y Remesas México 2016, señala que 47 por ciento de las mexicanas utiliza los dólares para pagar deudas adquiridas previamente para cubrir gastos básicos, es decir, así como llega el dinero, se va. En el caso de los hombres el porcentaje es similar: 45.6 por ciento.
Desde 2005, cuando George W. Bush fungía como presidente de Estados Unidos, hasta septiembre pasado, cuando todavía era una posibilidad que Donald Trump se adueñara de la Casa Blanca, los mexicanos que radican en territorio estadounidense enviaron cerca de 277 mil millones de dólares por concepto de remesas, lo que representa un promedio anual aproximado de 23 mil millones de dólares.
Dicha cifra equivale, en el tipo de cambio actual, a 460 mil millones de pesos, una cantidad similar a la suma de los montos propuestos para las secretarías de Educación, Salud y Desarrollo Social en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2017.
El Banco de México detalló que entre enero y septiembre de 2016 el monto de las remesas alcanzó los 20 mil 46 millones de dólares, que comparados con el registro de 2015 representa un aumento de 7.6 por ciento.
De acuerdo con Banxico, México recibió en 2015 el cuarto mayor registro de remesas en su historia con 24 mil 771 millones de dólares, lo que representa un incremento de 4.8 por ciento respecto a 2014.
Advertencia
El pasado 5 de abril, el todavía candidato Donald Trump, hizo público uno de los puntos de su plan para poner a Estados Unidos en primer lugar (Donald J. Trump’s 10 Point Plan to Put America First), en el que se advierte sobre la promulgación de la regla en la que ningún extranjero pueda enviar dinero fuera de Estados Unidos a menos que presente un documento en el que se establezca su presencia legal en dicha nación, pues la mayoría son trabajadores ilegales.
Sin embargo, dicha propuesta quedará sin uso si el gobierno mexicano paga a Estados Unidos entre cinco y diez millones de dólares para que el dinero de las remesas siga fluyendo. Dicho monto será utilizado para pagar el muro fronterizo que, según el presidente electo Donald Trump, impedirá que los mexicanos sigan invadiendo territorio estadounidense.
Si el plan se lleva a cabo habrá un desequilibrio económico para México, ya que 95.6 por ciento de las remesas proviene de Estados Unidos mediante transacciones realizadas principalmente por transferencia electrónica y en 63.7 por ciento de éstas los migrantes no utilizan instituciones bancarias, es decir, acuden a empresas como Western Union en EU que cuenta con representantes en México para realizar las transacciones.
Impacto económico
En la opinión de Armando Sánchez Vargas, doctor en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México, el impacto económico de estas medidas será importante, porque “en el segundo trimestre de este año se pudo comprobar que el producto interno bruto de México creció alrededor de 0.4 por ciento más, lo que es atribuible a que subió el consumo privado, y éste estuvo muy correlacionado ese trimestre con las remesas.”
El especialista agrega que en caso de que hubiera una retención de esas remesas, en lugar de crecer 1.8 por ciento anual, México puede tener un crecimiento económico de alrededor de 1.4 por ciento.
México es el cuarto país receptor de remesas en el mundo después de la India, China y Filipinas; sin embargo, en América Latina y el Caribe ocupa el primer lugar con 37.6 por ciento del monto total registrado en 2015.
Las entidades que reciben más remesas en el país son Michoacán, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Puebla, Oaxaca y Guerrero. Juntos concentran 50 por ciento del total. Cuatro de ellas están dentro de las diez con mayor porcentaje de población en pobreza extrema.
El especialista de la UNAM destaca que el gobierno mexicano debe ser muy claro en las negociaciones que haga con Estados Unidos, llevando una buena política de relaciones exteriores; asimismo, debe ser firme en el diseño de políticas o estrategias de reacción ante esos cambios.
De acuerdo con un informe del Banco Mundial, las r