El stand de México en el recinto ferial de Fráncfort es el más grande de todos los que representan apaíses de América Latina en la mayor reunión literaria del planeta. Con un diseño con marcados guiños a las culturas prehispánicas, los mexicanos han querido estar a la altura del Año Dual México-Alemania preparando numerosas actividades y ofreciendo ante los interesados reunidos hasta el domingo 23 de octubre en la capital financiera germana toda su amplia oferta cultural.
Por ejemplo, la Fundación SM organizó una exhibición con el trabajo de diez ilustradores mexicanos, que puede ser visitada en el pabellón 5.1, a pasos del stand oficial. En la presentación de esta exposición se contextualiza algo que muchos alemanes no saben: que el territorio del país norteamericano es «cinco veces más grande» que el de Alemania y que allí se hablan «más de 60 idiomas».
Sin embargo, el fuerte de la presencia mexicana es la literatura. «Nuestra idea es presentar, frente a todos los editores del mundo, una parte de la oferta editorial que México tiene y que compite a nivel internacional con cualquier otro país en términos de autores. Aunque existe internet, no hay nada como la relación que se consigue en Fráncfort para cerrar negocios», dice a DW Carlos Anaya Rosique, presidente del Consejo Directivo de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana y quien comanda la delegación.
Editores afortunados
Uno de los frutos concretos del Año Dual ha sido un proyecto que cuenta con el respaldo de la Feria de Fráncfort, el Instituto Goethe y la Secretaría de la Cultura de México. Se trata del financiamiento del viaje para seis editoriales pequeñas que no podrían costearse la presencia en la principal feria de negocios literarios del mundo por su propia cuenta.
«Hay nuevas generaciones y hay que lograr que salgan del país, porque de pronto uno podría pensar que todo está en crisis, pero vale la pena venir a ver si esa es la visión mundial», afirma Anaya Rosique, quien destaca que la gama de textos que exponen va desde la novela hasta los técnicos y científicos, donde la presencia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, invitada especialmente para la ocasión, adquiere lógica relevancia.
Interés desde lejos
Asimismo, México busca aprovechar la enorme plataforma que ofrece Fráncfort para potenciar la Feria del Libro de Guadalajara, la mayor del mundo de habla hispana. «El pabellón de México viene a invitar a todos a esa feria, que es una gran feria y vale la pena estar allí», afirma Anaya Rosique. Que la producción literaria mexicana cobra vuelo propio en este tipo de eventos lo prueba el interés que genera en países alejados cultural y geográficamente.
«Acá se hacen acuerdos no solo con los alemanes para hacer traducciones, sino también con los ingleses, con los italianos… El otro día se nos acercaron los editores de Irán, porque quieren hacer cosas con autores de México. Uno dice qué bueno que nos encontramos, uno no se imagina estas cosas, pero ellos nos platican de los autores que conocen y que les interesan», cuenta riendo Anaya, tratando de dar una imagen preclara de la importancia de estar en este tipo de encuentros internacionales.
Algo parecido le ocurrió al escritor Jaime Labastida, que también es el presidente de la editorial Siglo XXI y de la Academia Mexicana de la Lengua. «Nos contó que los serbios están interesados en traducir sus libros de poemas. Y uno dice: ¿Serbia? Qué bien, qué bueno. Da mucho gusto”, explica Anaya, quien afirma que si bien el mercado editorial mexicano es muy grande, sus autores siempre buscan salir al mundo. Y la de Fráncfort es una bonita oportunidad para cumplir ese objetivo.