Siempre se dice que la recta final y la verdadera competencia mano a mano entre los candidatos presidenciales de cada partido comienza después del “Labor Day”, cuando arrancan los últimos dos meses de campaña.
Aunque en esta elección del 2016 nada parece ser como en otros años, aquí le damos algunos datos para no perderse en esta locura política en la que se ha convertido la elección presidencial de los Estados Unidos.
- Se intensificará la competencia. Como diría alguna de nuestras abuelas: “Dios nos libre”. Normalmente las campañas de los candidatos presidenciales pasan por un hiato de reorganización después de las convenciones y comienzan de lleno al inicio del otoño. Está claro que este año el verano no calmó los ánimos, casi nadie se fue de vacaciones y los candidatos siguieron al pie del cañon tirándose con todo. El resultado es una campaña negativa, bajo nivel de aprobación para Donald Trump y Hillary Clinton (aunque peor para Trump) y gente harta de la contienda.
- Ciertos estados cobran mayor importancia. Otros quedan ignorados. Para ganar en Noviembre la pelea no es ni mucho menos en todo el país ya que son pocos los estados que realmente están en juego: unos once o doce de los 50 estados están en disputa. Otros están más o menos seguros para los “Azules” (Demócratas) o los “Rojos” (Republicanos). No espere ver a los candidatos presidenciales por California o Nueva York, a menos que sea para recoger plata.
- Se vienen los debates y el show será de primera. Tradicionalmente, los candidatos principales a la presidencia se enfrentan en tres debates oficiales que se celebran en otoño y un debate para los candidatos a vice presidente. Este año se esperan audiencias récord para los encuentros que serán televisados por diferentes cadenas, todas de habla inglesa. El primero será el 26 de este mes en Long Island, por NBC. El segundo el 9 de Octubre en Washington, por ABC. El tercero será el 19 de Octubre en Las Vegas y será transmitido por FOX News. Un debate entre los candidatos a vice presidente será el 4 de octubre en Virginia.
- La angustia por las fluctuaciones en las encuestas nacionales llegará a niveles de paroxismo. Las encuestas nacionales dan una fotografía en el momento de cómo están las cosas y varían por pocos puntos dependiendo de la encuesta y del día. Pero las que cuentan realmente son las de los estados en disputa y las cifras del colegio electoral. Es decir, esas encuestas nacionales no revelan realmente lo que pasará el 8 de noviembre y a veces se equivocan de plano. Deje la angustia.
- Donald Trump cambiará de posición veinte veces más sobre si deportará o no deportará masivamente. Esta se entiende sola. Después de su discurso duro de la pasada semana, en el que dijo de nuevo que será inflexible y aplicará con toda fuerza las leyes migratorias del país (hay quienes creen que Obama ya ha hecho muy bien esto, pero los republicanos no le dan ningún crédito), y este fin de semana, su campaña de nuevo dio un pasito atrás.
- Hillary Clinton hablará cada vez más español o al menos, dará más atención a los hispanos, al menos en apariencia. Varios de los estados en disputa más importantes tienen la clave del éxito para Hillary en la participación latina, como Florida, Colorado, Nevada, incluso Texas y Arizona al parecer están en juego, cosa que nunca ocurre. Es posible que veamos a Clinton hacer cada vez más gestos hacia estas comunidades e intensificar las campañas de movilización de votantes.