Hillary Clinton y Donald Trump se verán cara a cara el lunes 26 de septiembre en su primer debate presidencial, un esperado combate televisivo entre la experimentada política y el explosivo magnate que se espera romperá los récords de audiencia.

La candidata demócrata tendrá por delante un adversario imprevisible y la tarea se torna aún más crítica porque los sondeos, que hasta hace pocos meses mostraban a Clinton como franca favorita, ahora exhiben números mucho más balanceados a apenas siete semanas de las elecciones presidenciales de noviembre.

Decenas de millones de estadounidenses seguirán el debate de 90 minutos, organizado en la universidad de Hofstra, próxima a Nueva York.

Las expectativas y riesgos para los dos candidatos son diferentes.

Clinton tiene mucha más experiencia en la vida pública pero suscita muy poco entusiasmo en el electorado en general, al tiempo que de Trump, un populista adepto de fórmulas espectaculares, nadie espera que conozca al dedillo los temas fundamentales de la agenda.

Afectada recientemente por una neumonía que la alejó de la campaña por varios días, la ex secretaria de Estado y ex senadora de 68 años representa la continuidad de ocho años de gestión de Barack Obama, y se ha preparado minuciosamente para este debate.

Lleva semanas analizando informes y estadísticas para contraponer a Trump y, de acuerdo con el diario New York Times, hasta consulta con psicólogos sobre la personalidad del millonario empresario.

«No sé cuál Donald Trump se presentará (al debate). Es posible que trate de mostrar una imagen presidencial y busque mostrar una gravedad que no ha tenido hasta ahora, o que llegue con la ilusión de insultar y ganar algunos puntos con eso», dijo Clinton recientemente en un acto de campaña.

Para Wendy Schiller, experta en política de la Universidad de Brown, es una prueba difícil para Clinton. «Su instinto es estar orientada a políticas, pero sus seguidores (…) quieren que enfrente a este tipo directamente, que lo deje incómodo».

 

Pero esta opción es muy difícil para Clinton, dijo Schiller, «porque no es su estilo».

Al mismo tiempo, sus electores «esperan que ella muestre una dimensión presidencial, y eso incluye ser contenida y educada. Y esa puede no ser la estrategia más efectiva para ganar un debate», señaló.

También, después de su neumonía, Clinton debe mostrar que goza de buena salud, que es dinámica y que puede administrar su campaña de forma transparente, dijo Jennifer Lawless, experta de la American University.

Obama, que ha hecho campaña junto a Clinton, le ofreció un consejo: «sé tú misma y explica lo que te motiva».

¿Debate tendencioso?

El volumen de responsabilidades es menor para Trump, de 70 años, un candidato atípico e impulsivo, sin ningún cargo público en su haber y en gran medida rechazado por la dirigencia del partido Republicano.

Aunque se haya tornado célebre como estrella de un programa de telerrealidad, Trump nunca enfrentó la presión de un debate presidencial.

Para Schiller, Trump debe «recordarles a los republicanos que él mismo es un republicano, que será un presidente republicano».

Lawless, en tanto, añadió que precisa mostrar que «tiene el carácter para ser presidente», lo que significa «no encolerizarse al atacar a Clinton» y «ser un poco más específico sobre sus propuestas».

Al fin de cuentas, todos saben que cualquier paso en falso terminará siendo repetido sin cansancio por la televisión.

Trump dijo que pretendía tratar a Clinton «con un gran respeto, a menos que ella me trate de una forma específica. En ese caso, será el fin. Pero parto de la idea de que la trataré respetuosamente».

De acuerdo con Brian Fallon, responsable de prensa en la campaña de Clinton, ella «no irá al debate buscando provocar a Trump. Ella mostrará que conoce mejor todos los temas, tiene la autoridad y la fuerza para ser Comandante en Jefe. El contraste hablará por sí mismo».

Trump no ha detallado cómo se prepara para el debate. Pero envió por correo electrónico un cuestionario a sus electores, buscando orientación sobre los temas a abordar, cuales líneas de ataque priorizar (política externa, el escándalo con los correos electrónicos o las dudas sobre la Fundación Clinton) y hasta si debe utilizar en el debate el apodo de «Hillary la Deshonesta» (Crooked Hillary).

Según el sitio Politico, su equipo ha creado un perfil psicológico de Clinton para explotar sus debilidades.

 

Este debate, el primero de tres, que se realizarán en un período de tres semanas, será organizado por temas: la dirección en que Estados Unidos avanza, la prosperidad y la seguridad.

El moderador será el periodista Lester Holt, de 57 años, una personalidad respetada que presenta las noticias de la noche en la red NBC.

Trump no perdió la oportunidad de quejarse por un debate tendencioso. «Lester es un demócrata. Es un sistema con trampa. Son todos demócratas», dijo Trump a la red conservadora FoxNews.

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