Mientras Donald Trump, ahora abanderado republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, crea su propio Consejo Hispano (National Hispanic Advisory Council for Trump), con funcionarios electos, líderes empresariales y religiosos hispanos para acercarse a la comunidad latina, paradójico y contradictorio que sea el propio Gobierno mexicano que en plena campaña para mejorar la imagen del país y de los mexicanos al otro lado de la frontera, sea quien se distancie de sus comunidades mexicanas en el exterior, con una versión más discriminatoria que la de Donald, en voz del académico Rafael Fernández de Castro, mentor de la nueva estrategia Federal quien en su columna del Financiero, titulada: “La diáspora, gigante dormido”, escribe que el Consejo Consultivo fue el instrumento más novedoso al constituirse el IME. Consistía en cien líderes comunitarios, abarcando toda la Unión Americana y electos a través de la red consular, creando una organización nacional, con la pretensión de que se convirtiera en interlocutor de México. El Consejo Consultivo, sin embargo, acabo siendo secuestrado por activistas mexicanos en EU con una agenda dedicada a cabildear y cambiar las políticas del gobierno federal hacia la diáspora, en especial otorgar el voto en el extranjero”.
Como país, dice el ex – canciller Luis Ernesto Derbez “no solo estamos llegando, como en todo, tarde y mal, porque deberíamos haber iniciado hace seis o siete meses y mal”. Ahora resulta que es el propio Gobierno Mexicano y no Donald quien criminaliza a los mexicanos, bajo la injuria de “secuestradores”.
Ante la emergencia de reposicionar la maltrecha imagen de México y significar el valor de los mexicanos en EU en un momento crucial que estamos en el ojo del huracán por su elección. El Ejecutivo se equivoca, porque a diferencia de la crítica infecunda de amplios sectores de la población que hacen de las propuestas gubernamentales espectáculo de linchamiento hacia cualquier cosa que se propone y viven de la ofensa, la diatriba y el desdén, los integrantes del CCIME, nos hemos distinguido históricamente por nuestro elevado compromiso con la patria chica, sin medrar, recursos, talentos, respondimos con apertura y celeridad a la convocatoria por concurso que emitió la Cancillería para renovar por propuesta al Consejo Consultivo, la cual fui nominado con la campaña mediática binacional: “Pensar globalmente, actuar localmente”.
Sr. Presidente, de México, se dice en el Exterior, no solo que no puede, sino que no quiere. Si algo distingue a México en el mundo es la ausencia de una visión estratégica. Los asuntos no se resuelven se posponen, los problemas no se atienden; se compran; no se reconocen los desafíos, se ignoran. La ausencia de visión es pasmosa y hasta suicida. Como una cantaleta llevamos décadas afirmando que nuestra riqueza son los recursos naturales, ignorando que es el capital humano, el eje de la cuarta revolución industrial. El TLCAN demostró que no las exportaciones de manufactura no son ni pueden ser el eje del desarrollo.
Improvisación, amateurismo, incapacidad y miopía, son el común denominador del nuevo equipo de América del Norte dependiente de la Cancillería, cuya renovación genero expectativas como la escribió en su columna del Universal: “¿Qué hacer con EU?”, el 11 de abril de 2016, Gabriel Guerra:”Del Embajador Sada, se espera “deberá poner orden en una embajada al garete y reconectar con las comunidades mexicanas, que tan valiosas aliadas deberían ser en momentos difíciles como estos.
Pero no tenemos una idea, mucho menos un plan, para redefinir la relación. ¿Qué hacer con EU y con las comunidades mexicanas en el exterior? ¿Qué queremos de la relación?¿Que tenemos que hacer para que lo deseable sea posible? Errática estrategia significar el valor de los mexicanos en EU, sin institucionalizar la relación con la comunidad mexicana que a decir de Hillary Clinton, es la más numerosa pero la peor organizada.
Fernández de Castro, debiera preguntar primero ¿Quién es el responsable? De que el CCIME no logró captar la atención de toda la diáspora, y las elites mexicoamericanas ni se enteraron de su existencia. La respuesta es sencilla, por carecer de institucionalización.
Así como usted escribe que: “Donald Trump con sus groserías y calumnias hacia México y los mexicanos ha acicatedado a todos los sectores de la diáspora unificándola con un objetivo: desmentirlo. Es urgente que el Congreso convoque en el próximo periodo de sesiones que inicia en septiembre a que la Canciller explique las replicas de Trump en nueva campaña de imagen en México.