La movilidad urbana es un reto para Tijuana, con casi un millón de carros y congestionamientos que ya la paralizan en horas pico, pero no bastará con infraestructura vial, sino que debe regularse la fabricación y que el ciudadano diversifique su transporte, sumando las bicicletas, el uso colectivo y los días sin carro.
Así lo afirmó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), opinando que la ciudad ya se indigesta de carros que se multiplican, pues hay en el mundo mil millones, mientras que la industria automotriz, que necesita vender los 100 millones que produce cada año, empuja y administra la modernización.
Agregó que la industria automotriz influye en las regulaciones ambientales y termina sugiriendo carros desechables de solo 10 años de vida útil, que luego son «basura», con lo que le dice no al reúso y a los carros usados, con argumentos ambientales que presionan y restringen mercados secundarios para así vender los 100 millones que produce al año.
«Hoy, como antes lo hizo la industria tabacalera, que terminó aceptando que saboteaba los programas de salud, la industria automotriz sabotea la salud de la ciudad y sus habitantes en contra del transporte público y en contra del desarrollo urbano, porque lesiona y disminuye su mercado, contribuyendo a que los carros paralicen y obstruyan las arterias de Tijuana», consideró Zavala Álvarez.
Es importante, añadió el director del CIGA, saber quién o cómo regular la capacidad de carga, es decir, el número de carros que aguanta esta ciudad por las calles que tenemos, por los estacionamientos y por la contaminación; además, es importante que exista un criterio y una autoridad responsable que pueda incluso declarar una moratoria a la fabricación de carros.
«No debemos esperar hasta que la ciudad esté paralizada, porque ya poco a poco sentimos que el tráfico y los congestionamientos son mayores en ciertas zonas e incluso vías rápidas, pero la solución no es más infraestructura vial, más calles y más grandes, porque eso sería hacer una ciudad para los carros, algo semejante a combatir la obesidad comprando ropa de talla más grande», enfatizó.
Como ciudadanos, destacó José Carmelo Zavala, una gran opción son las bicicletas, pues según estadísticas internacionales, el transporte en bicicleta es siete veces menos peligroso que caminar y 20 veces menos que hacerlo en carro, así que vamos por pueblos bicicleteros; necesitamos empujar políticas y presupuestos que aporten cada vez más infraestructura y hagan esta opción más atractiva y segura.
El director del CIGA reiteró que la movilidad urbana es un reto y demanda un desarrollo urbano sustentable, que propicie traslados más cortos, puesto que hoy el tijuanense recorre largas distancias del lugar donde vive a su trabajo, su escuela y sus sitios de compras, además de que el 60% lo hace en carro, el 30% en transporte público, el 10% a pie y solo un 2% en bicicleta.
«Otra opción del ciudadano es vivir un día sin carro, para contribuir y explorar otros modos de transporte; además, con los teléfonos inteligentes se abre la factibilidad del aplicaciones tipo UBER para el uso colectivo de los carros propios, que serían realmente privados, además de que podría aprovecharse el uso del tiempo muerto, ya que el carro dura muchas horas del día estacionado hasta que su dueño sale de trabajar», comentó.
Desde un enfoque de peso y energía, añadió Zavala Álvarez, un carro promedio pesa mil 500 kilos y transporta a una persona que pesa 80 kilos, es decir, que gastamos energía, gasolina que cuesta 14 pesos el litro, para mover 20 veces nuestro peso, eso no es algo inteligente, mientras que desde un enfoque de salud, los carros contribuyen a reducir la actividad física.
«Buscamos un estacionamiento en la oficina o centro comercial, muy cerca para caminar poco y legamos así a cada vez menor movilidad física, junto con una alimentación muy alta en calorías, lo que resulta en un sobrepeso, con todas las complicaciones y sus costos, de modo que la ciudad y los carros se confabulan para enfermarnos, pero esto puede empezar a cambiar si nos lo proponemos y tomamos cartas en el asunto», finalizó.