Al enterarse que el hijo de un compañero profesor de la Universidad Autónoma de Baja California tenía autismo, el doctor Reyes Juárez Ramírez pensó en una manera de ayudar y junto con sus estudiantes de ingeniería y doctorado, creó tres aplicaciones enfocadas a en ayudar a niños con esa condición de vida.
Se trabajaron tres aplicaciones, una es para que los niños con autismo se comuniquen con sus padres a través de “Yo digo”, en la cual se presentan una serie de íconos que reflejan deseos, cosas, alimentos, y el niño puede seleccionar los íconos en orden aleatorio y la aplicación los acomoda en el orden correcto, además de fonemas para motivar su pronunciación.
“El autismo tiene características muy específicas, por el ejemplo tienen ausencia del lenguaje, como no han convivido socialmente no aprendieron, además del problema que tienen que no se sabe si es congénito o adquirido, y debido a eso ellos no hablan y pues las madres de familia estaban interesadas en poder comunicarse con ellos, o que los niños dijeran qué sienten, qué desean, qué quieren”, explicó el doctor.
También está “Ariadna”, diseñada para ayudar en la interacción social y el espacio personal, ya que ellos no conocen los límites de la confianza; los estudiantes diseñaron una aplicación atractiva para los niños, en forma de la Vía Láctea, en donde la ruta de traslación de los planetas representan un círculo en particular.
“Una escuela nos manejó lo que es el círculo de la confianza, en el que se les enseña a los niños, en cada círculo social, que va desde la familia, la comunidad, la escuela; qué puede hacer con cada uno de esos círculos, es decir, no a cualquiera se le puede abrazar o dar un beso, y con quién puedes platicar y con quién no”, mencionó.
La aplicación “Enmo” fue hecha para que los niños aprendan a reconocer y expresar emociones a través de unos dibujos animados donde si comen o juegan los hacen felices y hay una expresión facial y gesturas del cuerpo que los hacen entender los diferentes estados de ánimo.
“Es muy difícil conocerse a sí mismo, conectarse con las emociones, con su “yo” y sobre todo qué es lo que sienten a cada momento, y eso es consecuencia de que al no tener consecuencia típica, no aprenden esos patrones de comportamiento que tiene el ser humano de todos los estados de ánimo, entonces no sabe identificar cuando la mamá está enojada o está triste”.
El doctor Reyes se desempeña como profesor investigador de la Facultad de Ciencias Químicas e Ingeniería de la UABC, campus Tijuana, y lo que comenzó como un proyecto, su éxito logró que se convirtiera en un área de investigación.
Desde el periodo 2013-2 (Agosto-Diciembre), hasta el 2015-1 (Enero a Junio) se manejó como proyecto financiado por la UABC con un costo de 250 mil pesos, pero gracias a impacto positivo que se tuvo en la comunidad se continuó con el trabajo con apoyo también de la Secretaría de Educación Pública.
VIENEN MÁS APLICACIONES
Además se están desarrollando dos aplicaciones más, a petición de los padres de niños con autismo que ya más adelantados como para utilizar las aplicaciones ya hechas, una de ellas es “Yo” y “Blue” -como el color que identifica al autismo- para que sepan cómo pedir ayuda en caso de estar solos y necesitarlo, llamar por teléfono, identificar los salones de la casa, y un software de geolocalización que permita a los padres saber cuando su hijo pasó un cerco virtual y sepan donde se encuentra.
Los estudiantes de doctorado están trabajando para desarrollar una aplicación para enseñar las vocales, sus fonemas y su imagen, mencionó la estudiante de doctorado Ángeles Quezada; y en el 2015 se trabajó en conjunto con instituciones de La Paz, Baja California Sur, para que los niños aprendieran sílabas.
“Ellos son especialistas en terapia del lenguaje, allá en La Paz (BCS) y llegan niños que no saben nada, ni pronunciar nada, y salen hablando, pronunciando palabras, entonces ahí era una aplicación a través de una boca que se movía al pronunciar una sílaba, los movimientos de la boca con cada una de los fonemas”, explicó.
LA LABOR SOCIAL
El proceso para crear una aplicación fue de dos a tres meses en la parte técnica, sin embargo, para crear el software debieron documentarse desde cero, aprender qué es el autismo, convivir con las familias, hablar con médicos especialistas, leer e investigar sus necesidades para saber qué era lo que debían ofrecer en sus proyectos.
Los estudiantes se fueron directamente a las escuelas a estudiar y trabajar de la mano con maestros, padres y alumnos, mientras que otro tomó un diplomado en la Universidad Iberoamericana sobre autismo.
“Nuestra área de investigación es ingeniería de software, lo que es cómo desarrollar software, pero también está lo otro que se le llama “interacción humano-computadora” que es facilitar la forma en que el humano interactua, en este caso, ya hay muchas formas de interactuar, como en el caso de las tecnologías de la información (…) Pero cuando viene este profesor amigo y nos habla del autismo, entonces para nosotros primero estábamos un poco escépticos, porque estábamos acostumbrados a tratar con usuarios que nos decían los requerimientos que querían que hiciera el software, pero no conocíamos el autismo y tuvimos que estudiarlo”, detalló Reyes Juárez.
El jefe del área de Investigación de la Facultad de Ciencias Químicas e Ingeniaría procura que sus alumnos realmente practiquen lo que es la definición de ingeniería: “ser ingeniero significa desarrollar soluciones par el beneficio de la humanidad”, en este caso, a una comunidad de niños con autismo que necesitan apoyo, y que están dispuestos a apoyar con sus conocimientos.
A raíz del éxito y la necesidad se creó un grupo interdisciplinario entre los ingenieros y futuros ingenieros; padres de familia; médicos especialistas; sicólogos y terapeutas del lenguaje para lograr un objetivo completamente funcional; tan así, que en la reunión del 2015, lograron reunir a alrededor de 40 instituciones interesadas en colaborar.
Se espera que el próximo 9 de noviembre se realice el “Instalatón”, donde las personas interesadas podrán acudir a las instalaciones de la Máxima Casa de Estudios con sus tablets o celulares para que se les instalen las aplicaciones, informó Reyes Juárez.