Aprender a cocinar la vida con los ingredientes que se tiene, es el secreto para saborear una vida con un delicioso propósito y un aroma de felicidad.
El sentirse satisfecho y valioso con lo que se tiene, puede ser uno de los sentimientos más poderosos y positivos que existen dentro del desarrollo personal. Saber que “uno es lo que es” y aceptarlo con agrado, es sin duda, el resultado de un largo proceso que implica desenmascarar los sentimientos que dan miedo, exponer y desvestir el alma, aprender a aceptar derrotas, perdidas y muchos otros sentimientos incomodos. Todo esto con el fin de encontrar una visión más clara, plena y real de lo que se es y se tiene.
No se trata de sufrir para merecer, pero sí se necesita aprender a desarrollar la capacidad de exponer la fragilidad personal; llorar, reír, temer, experimentar, equivocarse y también acertar, disfrutar, amar, arriesgarse y todos los sentimientos que puedan surgir en el camino de la vida una y otra vez.
Cuantas veces te has preguntado si hubieras sido otra persona… que tiene más o mejor vida según tú. La pena y la vergüenza que sientes por no ser lo que otros esperaban que fueras. Esas cuestiones que solo crean dolor y te alejan de tu esencia. De todas las posibilidades que tienes para ser feliz con lo que tienes. Sin sentir que lo que eres y tienes no es suficiente.
Debemos de perder el miedo a sentir miedo para aprender a vivir y sentir que cada quien es lo mejor que puede ser.
El sentimiento de culpa que surge cuando ves que tus expectativas no se realizan como esperabas. La comparación con los otros que derrumba en lugar de motivarte. El miedo a explorar sentimientos que ni siquiera te atreves a pensar, solo por temor a que los otros te menosprecien o te hagan sentir menos. Hace que poco a poco creas que en realidad no eres sufriente con lo que eres.
Es posible que vivimos en un mundo que solo sabe señalar las fallas y las carencias. Que solo reconocen los éxitos que sobrepasan la normalidad porque aprecian lo extraordinario, los lujos, la abundancia, la belleza y la perfección y hace que siempre quieres más y no valores lo que si tienes.
Tú tienes lo que necesitas para desarrollarte, para crecer y para superarte. Cuando puedes superar la pena, el dolor y la auto-decepción, entonces empiezas a vivir y aprendes a poder aprovechar y a disfrutar lo que si tienes. Sacando el mejor provecho a cada situación y aportando valor a cada relación que tienes. Entonces y solo allí, te sientes suficiente, pleno y satisfecho.
Es más sano aceptar y aprender a vivir con lo que se cuenta, que vivir lleno de reproches y quejas por lo que no se posee. Después de todo, cuando uno sabe lo que tiene, se puede convertir en una persona creativa y exitosa sin pedir o envidar a los demás.
La receta
Yo soy suficiente como soy
Ingredientes:
- 1 taza valor – fortaleza para aceptar las debilidades, las perdidas y las frustraciones
- I manojo de iniciativa – para arriesgarte, para buscar, para hablar
- 2 cucharadas de curiosidad – para descubrir lo nuevo, lo incierto y peligroso
- I lata gratitud – por todo lo que se tiene, y lo que no se tiene
- 1 pizca actitud positiva – ver la vida con aprecio, goce y ganas de vivir con lo que se tiene
Recomendación del chef
No te compares, ni te midas con otros, valora lo que tienes y disfruta lo que es tuyo y no te preocupes por lo que no tienes.
Como disfrutar lo que soy:
- Tu vida es suficiente como es. Vivir con gratitud y satisfacción hace que la vida sea buena, agradable y tranquila; no tiene que ser grandiosa para ser una buena vida. Una vida satisfecha es una buena vida.
- Vivir con el corazón lleno y el alma tranquila es tener todo. La vida no se hace de lo que uno quiere, desea o le da miedo, la vida es lo que es, con lo que se tiene. La realidad libera a la fantasía y las falsas expectativas. Da sentido y motiva al desarrollo personal.
- Descubrir el alma y sentir la fragilidad propia es la esencia para poder disfrutar la vida. Reconocer lo incierto, arriesgarse y exponer los sentimientos obscuros sin miedo, hace que la persona pueda vivir con mayor intensidad las tristezas y las alergias, la perdida y los triunfos.
