Cuando los caracteres de los familiares chocan y los intereses se diversifican, se pierde la tolerancia, por lo tanto, la familia corre el riego de desintegrarse.
La familia es la fuente del bienestar y malestar de las personas que la integran. Para los que tienen una familia sana y nutritiva emocionalmente, este núcleo otorga contención, seguridad, amor, comprensión. Las personas viven en armonía, comparten, se apoyan y se inspiran entre sí. OJO, el tener una familia sana no quiere decir que no hay conflictos o que se vive en el castillo de Disney donde todo es de color de rosa y son felices por siempre. Simplemente estas son familias con lazos emocionales fortalecidos, donde la tolerancia, el respeto y el cariño predominan sobre el dolor, el rechazo y los reproches.
En cambio, cuando la familia es disfuncional, problemática, dispersa, conflictiva etc… los integrantes carecen de seguridad emocional, el nivel de tolerancia es mínimo y la comunicación es restringida y escasa, con múltiples malos entendidos. Estas son familias frágiles, distantes y con muchos problemas personales y entre ellos mismos. En este tipo de relaciones, en general, no hay razón por la cual los familiares sienten el deseo de comer en la misma mesa, no hay motivo para compartir celebraciones y por supuesto, si hay problemas, la familia sería el último lugar donde uno podría ir a platicar sus problemas y/o pedir ayuda. Esto es una verdadera lástima ya que uno de las funciones más importantes de la familia es contener y dar seguridad.
La familia transforma a individuo solo, en una persona acompañada, querida y aceptada, haciéndole sentir que siempre tendrá un lugar a donde llegar.
Entonces ¿Sera que el vivir en familia, aprender a convivir y aguantar los malos modos y las intransigencias de los familiares es un castigo?
Claro que no. Hay de todo tipo de familias, y no todas son funcionales y positivas o disfuncionales y negativas. De hecho, la mayoría de las familias se encuentran en una zona media, donde hay días, buenos, cenas malas, discusiones espantosas, ofendidas sin aclaraciones, pero por sobre todo hay cariño, conexión e interés por permanecer unidos.
Cada vez es más común ver que las relaciones familiares congelan hasta llegar al punto de no poderse tolerar. ¿Quién no tiene un tío que dice disparates, una prima que le gusta llamar la atención, hasta un padre agresivo o un hermano mentiroso y aprovechado? De hecho, el folklore familiar sazona y condimenta los encuentros de la vida.
Hace no mucho tiempo, vivir en familia era la única manera de vivir. Las personalidades y los temperamentos eran parte de la cultura que se respiraba y con gusto o por obligación, cuando la familia se juntaba, todos participaban. Hoy en día, las personas han “aprendido” a vivir cómodamente, a tolerar menos y a perder el respeto de lo que antes era un compromiso moral no negociable.
Es importante reconocer que vivir en familia todavía está de moda y es una buena costumbre. Ser parte de una familia da seguridad y te permite tener un núcleo que te apoya. Hay que cuidar a la familia, nutrirla y reconocer que la familia es y siempre será una fuente importante de amor y cuidado.
La receta
Ingredientes:
- 1 taza de aceptación incondicional – a la familia no se escoge, hay que quererla como es
- 1 taza de respeto– reconocer los limites, las jerarquías y no imponer opiniones
- 1 manojo de cariño y ojo noble – comprensión, amor, visión positiva para todos los familiares
- 1 cucharada de sentido de humor – simpleza, rizas, poder apreciar las diferencias con compasión
- 2 piezas de gratitud – valorar y agradecer el tener y ser parte de una familia, no es bueno vivir solo
Recomendación del chef
Cuando reconoces que la familia que tienes es importante para ti, le das el valor necesario para poder aprender a perdonar, a olvidar y a superar los malos entendidos. Muchas veces a la familia no se le tiene que entender, simplemente hay que quererla tal como es.
Aprendiendo la importancia de la familia:
- La familia es la esencia de la vida y asegura la supervivencia personal; Las personas nacen y crecen dentro de un núcleo familiar, por lo tanto, es aquí donde las personas reciben inicialmente contención, principios y valores. Es el medio más importante para transmitir memoria colectiva y personal.
- La familia es un pacto, un compromiso y una obligación. La familia, recuerda, obliga, involucra, apena, complace y alegra, a todos y a cada uno de sus integrantes. Este núcleo crea un diálogo continuo, independientemente de las situaciones y las condiciones personales. La familia siempre esta y uno siempre es parte de ella, los integrantes no son condicionales.
- La familia es lo que es y da lo que puede. Hay que tener gratitud por lo que se tiene, poder reconocer que la familia conecta a los seres humanos y es una fuente de cariño y amor incondicional. No es una fantasía es una realidad.
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