Reproducimos su discurso de aceptación:
Estimados amigos,
La vida nos depara encuentros extraordinarios. En esta ocasión, de cierta manera, es un encuentro conmigo mismo, que cargo ya con 78 años, vividos intensamente, junto con ustedes.
Queridos amigos y amada familia.
Cada uno de ustedes representa un tiempo feliz, un tiempo de creación, de trabajo, de alegría y, ¿por qué no?, a ratos, de lágrimas. Cada uno de ustedes me ha enseñado algo y de cada uno estimo lo aprendido.
Mi vida
Nacer en un pequeño pueblo de la Sierra de Chihuahua, hijo de padres y abuelos expulsados de sus países de origen por las mismas razones que, hoy en día, son expulsados millones de seres humanos de Asia, África y Latinoamérica; Que salen de sus casas, de sus nidos, en busca de un rayo de sol, de un rayo de esperanza, en busca de una vida mejor… y estar aquí, en este lugar, en esta maravillosa tierra donde, con felicidad habitamos, después de una larguísima jornada — en un verdadero oasis – es una bendición.
Llegar a la región de Tijuana y San Diego — en una frontera que no quiero ver, que no existe — para tomar las oportunidades que se generan en el color, sabor y gracia de México y en la disciplina, organización y democracia de los EE.UU. Ambas ciudades crecen, desde 20 y 50 mil habitantes, cuando llego en 1946, a 2 y 3 millones ahora respectivamente, creando la mega-región binacional más grande del mundo.
Partimos de una pequeña ciudad americana de marineros a una preciosa metrópoli, y del lado mexicano, con enormes dolores y crisis de crecimiento, se encuentra una ciudad dinámica, creativa y trabajadora.
Siendo un joven pueblerino, fui a vivir a la Ciudad de México en los años 50. Estudié en esa Ciudad Universitaria maravillosa y verla ahora, convertida en una gigantesca metrópoli en donde todo se puede y nada se puede, simplemente asombra.
Ahí, a través del Movimiento Juvenil Hanoar Hatzioni, tuve el encuentro formidable, brutal con la historia, con la cultura, con la sabiduría del pueblo judío, al que pertenecía y del que poco conocía – encuentro que me marcó para siempre.
Estudio, aprendo, entiendo, encuentro a mi compañera de vida (una preciosa y joven güerita, que ya era una leyenda), me caso, trabajo, obtengo la fortuna del regalo de Dios de mis hijos, nietos y ahora, también, bisnieto.
Todas estas experiencias han forjado mis tiempos y mis sentimientos, aunado a un deseo angustioso de cuidar y mejorar el mundo en el que vivimos – Tikun Olam – especialmente al de los jóvenes. Por eso, hoy, ante ustedes — amigos, correligionarios, familia, vecinos, compañeros con los que he trabajado, aprendido,…vivido – en una reflexión profunda, quiero dar gracias a la vida y a Dios por las oportunidades que he tenido de servir.
Al Grupo de los Jueves –
Casi treinta años de reunirnos cada semana, encontrando sabiduría y amistad, y ¿por qué no?, risas y bromas. Todos en busca del bien de la comunidad. ¡Gracias por su amistad!
Al Smart Border Coalition —
Con la inspiración de aquel hombre sabio Chuck Nathanson, empresarios americanos y mexicanos nos reunimos en una coalición inteligente de fronterizos para hacer de este encuentro de culturas y de pueblos un espacio mejor. ¡Gracias por su alianza!
BBG – Compañeros de trabajo, y entre ellos…mis hijos y mucho otros que también considero como mis hijos:
Emprender aventuras, enfrentar retos, encontrar duras metas a donde llegar, conquistar montañas inaccesibles no hubiese sido posible sin el carácter, sin la enjundia, sin la voluntad y decisión de mis compañeros de trabajo, a los que hoy saludo con enorme afecto. ¡Gracias por su lealtad!
Tijuana Innovadora
En la búsqueda de un concepto positivo y optimista, nos hemos reunido hombres y mujeres de buena fe para procurar destacar lo mejor del espacio en donde vivimos, buscando caminos para los jóvenes y una vecindad prospera, amable que demuestre que juntos somos mejores y más fuertes. ¡Gracias por su solidaridad!
Al Templo Ohr Shalom —
Una cosa es la religión fanática extremista, como vemos con terror en el mundo. Y otra cosa es Ohr Shalom donde los hombres y las mujeres se encuentran para buscar la espiritualidad, la amistad y bondad dentro de las milenarias enseñanzas de la Torá. Lo que ha propiciado este amable evento de hoy que agradezco profundamente.
A ustedes, amigos, por su paciencia y generosidad;
A mi familia, por todo lo que son y simbolizan, por su crecimiento, por su amor, por lo que hoy realizan, y por lo que, estoy seguro, serán y harán: como buenos ciudadanos, buenos hermanos, buenos padres, y buenos judíos;
A mi esposa, Hanna, por aquella flama de energía, de bondad, de solidaridad, de amor con la que uní destino hace poco más de 55 años y que aún perdura. ¡Gracia a ti! ¡Gracias a todos! ¡Gracias a la vida!
Lejaim!