La moda tijuanense, industria en ciernes
Tijuana no cuenta con un censo de diseñadores de moda, pero presenta una interesante corriente de creadores de estilos propios, modificados, adoptados o tradicionales que los han llevado a figurar en escenarios internacionales como el Festival de Cannes en Francia; los premios Grammy Latinos y pasarelas destacadas en el alto mundo de las telas y el vestir.
Al caminar por la avenida Revolución es posible encontrarse con estas creaciones entre uno y otro bar y los pasajes que atraviesan la vialidad; en locales y escaparates compartidos se exhiben vestidos, mochilas, rebozos en modernos estampados, indumentaria muy diversa para mujer u hombre con estilos distintos a los que se aprecian en tiendas departamentales.
Marcas como Tarango García, Ary Villa, La Border Studio, Magnolia, Mandulino, Bonita, Paulina Molina, Viergen D Karlo, Newborn creations, entre otras, ofrecen sus productores en las tiendas Bona! y Doratto, ubicadas sobre la avenida Revolución, entre las calles Sexta y Séptima.
“Aquí tenemos alrededor de 60 diseñadores locales, hombres y mujeres; aunque también vendemos ropa maquilada”, refiere Tania Saavedra, la encargada de Doratto, una de las más concurridas en el Centro por los jóvenes tijuanenses.
“Son creaciones distintas entre sí, pero que podrían resumirse en lo hipster. Combinan estilo vintage, alternativo, inusual, moderno. Eso es Doratto”, enfatiza.
En el caso de Bona! coinciden 10 creadores con vestuario que tiende hacia lo hippie, relajado, colorido, a lo hecho de forma artesanal e imprecisa que busca contrastar con las prendas maquiladas.
Estas dos tiendas resumen la percepción de Ana de Gurría, la directora general de Innovamoda, el evento sobre la moda local que se realiza desde hace tres años como parte del movimiento Tijuana Innovadora.
“Los jóvenes están interesados más en la moda del día a día, en la moda casual, urbana, juvenil, ligera. Aunque hay otra línea que es más bien de tipo ejecutiva, más formal para mujeres jóvenes también.”
Hay además una corriente dedicada a la alta costura, en la que se trabaja sobre pedido para eventos sociales como bodas y XV años, e incluso para eventos internacionales, como en el caso de Eddie Corps, que realizó el vestuario de la actriz Nancy Talamantes, protagonista de Las Elegidas, largometraje que estuvo en la selección oficial de “Un Certain Regard” del Festival de Cannes este año, y de Gonzalo Marín, que produce en este momento creaciones que utilizarán dos invitadas a los Grammy Latinos.
“Yo estoy trabajando ahorita para el vestuario que llevará La Brownie Girl –una videoblogger local sobre temas de repostería y repostera–, y una cantante que se llama Mafer González a los Latin Grammys”, expone Marín, quien también es el encargado en la tienda Bona!
Formación de creadores
Los creadores son jóvenes, los mayores apenas rebasan los 30 años de vida; algunos son diseñadores de profesión pero la mayoría autodidactas, creadores de oficio. De ellos se tiene una impresión negativa en el sentido de que dañan la imagen de los que sí estudiaron.
“Hay quienes se dicen diseñadores y, aunque hay unos muy buenos y otros no, ofrecen sus productos a precios muy caros y con calidad dudosa, y dañan el nombre de los otros diseñadores”, señala María Rosa Loyola, fundadora y directora de la escuela de diseño de modas, Modiart.
Tarango García, el ganador del primer lugar del concurso de Innovamoda 2015, coincide y destaca la importancia de la formación profesional en el diseño de modas, sobre todo ante la situación de pronto complicada por la poca oferta de trabajo en el sector.
“Realmente quien termina haciéndola son personas que no estudiaron diseño de modas, que nada más aprendieron a hacer ropa, pusieron su tiendita, hacen vestidos y cosas así, y les va muy bien. Y está padre, ¿no? Pero cuando estudias una carrera, te abren el panorama, y Tijuana, comparado con el que te ponen, pues es muy chiquito”, explica quien ahora vive en Monterrey, gracias a la beca que le otorgó el Centro de Estudios Superiores de Diseño de Monterrey (Cedim).
De carrera
En la ciudad existen tres escuelas que ofrecen la carrera de Diseño de Modas, dos en nivel universidad y una técnico. Modiart, con más de 15 años de experiencia en el ramo, ofrece la carrera técnica en Diseño de Modas, en plan cuatrimestral y semestral, con duración de casi tres años, dos años y medio de estudio y cuatro meses para preparar su trabajo final o de titulación, que consiste en una pasarela completa.
La Universidad Interamericana para el Desarrollo Profesional (UNID) ofrece la licenciatura Diseño e Industria del Vestido, y la Universidad de las Californias (UdC), la licenciatura en Diseño de Modas, que se realiza en tres años divididos en cuatrimestres. Además, la Universidad Iberoamericana ha ofrecido algunos diplomados y la escuela Yaneem que imparte cursos de corte y confección, desde hace 30 años y en donde se iniciaron reconocidas creadoras como Ximena Valero.
Pero para Tarango, es necesario atender con más detalle los programas académicos: “Hace falta que las clases no sean tan por encimita, porque así como están, a la hora de competir a nivel nacional un diseñador de Tijuana se queda bien atrás y se tiene que salir a estudiar a otra parte”.
Aunque algunos de los egresados se atreven a emprender su nueva marca, muchos deciden trabajar para grandes maquiladoras chinas o estadunidenses.
“La mayoría de los diseñadores no se comprometen a tener un negocio. Tienen la idea de producir en su casa, no se arriesgan a pagar una renta; le tienen miedo a Hacienda y a todos los permisos que tienen que pagar al poner un negocio”, asegura Loyola.
Las compañías extranjeras contratan a diseñadores y talleres tijuanenses que hacen desde el bocetaje, el patronaje hasta la confección, señala.
“Para trabajar con otras empresas nosotros trabajamos con muestras. Es decir, ellos nos piden un trabajo con ciertas características y nosotros hacemos el diseño, el patronaje y les mandamos un sample; nos pagan más o menos en 500 dólares el diseño y 700 el patronaje y aparte el maquilado”, detalla quien también es responsable de la vinculación de Modiart con las empresas.
Pero existen también empresas extranjeras que traen a sus propios diseñadores, y como eso les sale más caro ahora está buscando profesionistas locales.
Aquellos que crearon su propia marca, según sus posibilidades, los menos abren boutiques, otros venden por internet u ofrecen los productos a sus conocidos, y otros tantos recurren a los colectivos, grupos de creadores que rentan un espacio donde puedan ofrecer sus productos sin la carga total de un negocio, como en el caso de Bona! o el de Doratto que pagan además de renta, una consigna, o porcentaje que sobre el precio de la prenda le corresponde a la tienda.
En estos espacios, los clientes se dividen en los locales y los extranjeros; por la ubicación, son visitados por turistas estadunidenses, pero sobre todo asiáticos que buscan marcas locales.