Entender y asimilar, en pleno Siglo XXI, un concepto como lo es la equidad, créanme, no es nada sencillo. Atisbar en el terreno de las definiciones, como lo hace la mayoría, me parece un ejercicio muy comodino para quien lo lleva a cabo.
Porque, vivir en una sociedad como la nuestra, que es machista, misógina, inequitativa y, por ende, también muy injusta, a veces nos lleva a cometer gigantescas barbaridades en nombre de conceptos que bien a bien muy pocos saben sobre su real significado e implicancias.
Mi comentario viene a colación porque hace algunos días tuve la oportunidad de ver, gracias a la magia de las redes sociales, un video de poco más de cinco minutos en los que diversos jóvenes (hombres y mujeres) son entrevistados en la calle preguntándoles si les parecía correcto que a los hombres infieles se les mutilaran los genitales (pregunta realizada a las mujeres) y que a las mujeres infieles también se les cortaran los genitales (pregunta formulada a los varones).
Las respuestas de las chicas y de los chicos me parecieron ¡sor-pren-den-tes!, pero particularmente las argumentaciones femeninas me resultaron abominables.
Veamos:
Prácticamente al 100% de los muchachos interrogados (parecían ser universitarios) les pareció terrible que se pudiera castigar con la ablación a una mujer que le haya sido infiel a su novio o a su esposo. Muy serios, y también muy preocupados, así lucían las expresiones de sus rostros en el video, argumentaban que como hombres a ellos les parecía brutal y excesivo castigar de tal manera a una mujer que pudiera haberle sido infiel a su pareja. Sin embargo, cuando se trató de interrogar a las chicas, todas ¡absolutamente todas!, sin excepción, consideraron justo castigar con mutilarle el pene a aquel hombre que le haya sido infiel a su novia o a su esposa. Incluso en el video se puede observar que muchas aplaudían regocijadas ante la posibilidad de volver tangible este escenario hipotético.
¿Qué lectura se le puede dar a lo anterior? Una terrible. Estamos viviendo una era en la que todo (o casi todo) aquello que está vinculado a la justicia, la imparcialidad y la igualdad social se ha malentendido y tergiversado, llegando a un punto en el que hombres y mujeres prácticamente, esto visto a través de la mirada de seres de mentalidad supremacista, se han convertido no en individuos complementarios, sino en enemigos a muertes que buscan ferozmente ubicarse en un estrato superior al del otro género.
Sinceramente, a mi me entra muchísimo miedo atestiguar que estamos aproximándonos a un punto en el que las mujeres feministas perciben, en su mundo, a los hombres, del mismo modo como los machistas perciben en el suyo a las mujeres. Competir para superar, para humillar y para lastimar a aquellos que son de otro género (incluso las mujeres feministas consideran como inferiores a ellas a aquellas que no son feministas) género me parece muy peligroso, pero también muy egoísta, porque ese separatismo creo nos está llevando a terrenos en los que la convivencia armoniosa ya no tiene lugar. Y voy más lejos: nos estamos aproximando a situaciones en las que muchas y muchos ya consideran obsoleto que hombres y mujeres coexistan, convivan, cohabiten.
De verdad espero estar equivocada…