Por: Ada Pantoja
De Bikini, atolón[1] de las islas Marshall. Según el DRAE: «conjunto de dos prendas femeninas de baño, constituido por un sujetador y una braguita ceñida». Uno podría pensar que proviene del prefijo bi porque se compone de dos piezas, pero no es así. Esta polémica prenda de vestir de reducidas dimensiones nació en 1946 de manos del ingeniero automotriz francés Louis Réard, quien buscaba ganarle una apuesta al diseñador Jacques Heim sobre quién crearía el traje de baño más pequeño. Por esos días, EE. UU. realizaba pruebas con bombas atómicas en las islas Marshall —que se encuentran en Oceanía—, específicamente en el atolón Bikini, por lo que el nombre estaba en boca de todo el mundo. La competencia terminó con la creación del atrevido atuendo.
Para darlo a conocer al público, el señor Réard no logró convencer a ninguna modelo «respetable» de que lo usara, así que tuvo que recurrir a la desnudista parisina Micheline Bernardini para que lo modelara. La presentación se realizó en la piscina Molitor, la más famosa de París en aquella época.
El bikini fue un éxito, sobre todo entre el público masculino, pues Bernardini recibió cerca de cincuenta mil cartas de admiradores. Fue ella quien lo bautizó, ya que al ponérselo exclamó: ¡Señor Réard, su traje de baño va a ser más explosivo que la bomba de Bikini! La historia del bikini incluye veto por parte del Vaticano; prohibiciones en Italia, Portugal y España; decretos contra su uso en lugares de Francia, e, incluso, ligas «antibikini» ¡en Brasil! Resulta curioso, pues quizá esta prenda no es tan joven, ya que en mosaicos que datan del año 300 a.C., en la villa romana de Casale, en Sicilia, hay imágenes de mujeres ejercitándose en coquetos bikinis.
La primera celebridad que usó esta prenda públicamente fue Brigitte Bardot, en la película Y Dios creó a la mujer (1956). Después, Jayne Mansfield lo lució en la portada de la revista Life; le siguieron Marilyn Monroe, Rita Hayworth y la «chica Bond» Ursula Andress. Con el paso del tiempo, el bikini se hizo popular y tan cotidiano que perdió parte de su provocativo encanto ante prendas más escandalosas como la tanga y el monokini —que deja al descubierto los senos.
Ada Pantoja estudia letras hispánicas en la Universidad Autónoma Metropolitana y está muy agradecida de que se use más el bikini que las bombas nucleares, pero lo que más agradece es que el mundo haya conocido a Brigitte Bardot antes que a ella, pues no hubiera querido arrebatarle el puesto de símbolo sexual.
[1] Isla madrepórica de forma anular, con una laguna interior que se comunica con el mar por pasos estrechos. [N. del E.]