Las relaciones de pareja son como los casos de gripe: no hay una igual. Sin embargo, éstas (me refiero a dichos vínculos) se conforman de características y peculiaridades que para funcionar de manera adecuada siempre deben estar presentes. Una de ellas, que si bien parece sumamente sencilla, pero conlleva un elevado grado de complejidad, es la referente a saber escuchar a esa persona con la que convivimos, convergemos y coexistimos a diario.
Es por todos conocido que uno de los procesos más importantes, primero en un noviazgo y después en un matrimonio, es el de la comunicación, porque es a través de éste que hombres y mujeres logramos conocer a profundidad las necesidades emocionales más elementales de nuestr@ compañer@, y también por medio de éste logramos transmitir nuestros pensamientos y emociones.
Saber escuchar a nuestra pareja es sencillo, pero se requiere de un aprendizaje sumamente complejo. Estudios y estadísticas arrojan que muchísimos noviazgos y matrimonios se han roto porque uno de sus dos componentes, o incluso ambos, desconocen la existencia de técnicas adecuadas para escuchar, interpretar y asimilar los mensajes que les están siendo enviados.
Cuando sabemos escuchar a nuestr@ compañer@ estamos demostrando que esa persona es importante para nosotros. Poner atención a sus palabras, sin importar la relevancia del mensaje, nos ayuda a fortalecer el vínculo emocional, porque de esta manera superamos la desagradable fase del “primero yo, después yo y finalmente yo” para dar paso al ideal del “nosotros”. Además, en todas las etapas de las relaciones de pareja, sobre todo en aquéllas que ya están consolidadas, comunicarse exitosamente es de elemental trascendencia para aspirar a la solidez.
De acuerdo con algunos especialistas, existen siete reglas básicas para aprender a escuchar a nuestra pareja:
- Observa el rostro de tu espos@. Si estás haciendo otra cosa, déjala por un momento y fija tu mirada en la cara de él/ella.
- Adopta una posición que denote tu interés en lo que te dice. Si te encuentras sentad@, inclínate en su dirección; y si estás de pie, que tu postura sea firme y relajada.
- Que el lenguaje de tu rostro demuestre que permaneces interesad@ en lo que escuchas, pero no exageres. Levanta tus cejas, inclina la cabeza para asentir y sonríe si algún comentario lo amerita.
- No está de más que utilices palabras y frases que refuercen que l@ escuchas atentamente: “entiendo muy bien”, “¡claro, claro!”, “estoy de acuerdo contigo”, etcétera.
- Si hay algo que no comprendas, es válido que hagas preguntas (bien pensadas y oportunas), pero que no sean complicadas para que no desconcentres a tu interlocutor.
- No interrumpas ni contradigas. Es sumamente importante que permitas a tu pareja terminar de expresar sus pensamientos y tampoco quieras hacerle saber que está equivocad@. Expresa tu punto de vista.
- Después de que tu compañer@ termine de hablar, es válido que ahora tú tomes la palabra y externes algún punto de vista, porque así das la impresión de que pusiste atención y que aquello que te dijo te parecía relevante.
- La próxima vez que sostengas una conversación con tu pareja utiliza estas reglas básicas y te sorprenderás de los resultados.