No importa en qué temporada del año se visite, Riviera Maya tiene una belleza perenne que se graba en la memoria, con un deseo intenso de regresar a sumergirse en su espejo esmeralda. Este edén de exuberancias naturales se complementa con la arquitectura exquisita de Banyan Tree Mayakoba, donde se satisfacen los deseos presentes y los que aún no toman forma.
Este hotel es el ejemplo de que el lujo y la comodidad de un hotel cinco estrellas no tienen precio. Su diseño se funde con la naturaleza el la que se enclava: manglares, canales naturales y el club de golf Camaleón. Simplemente es un lugar hermoso en el que resuenan los cantos de las aves, en el que se puede tener contacto con tortugas.
Una vez en el hotel no es necesario salir porque simplemente lo tiene todo, pero si el espíritu aventurero y deportivo lo requiere, el hotel tiene bicicletas y carritos eléctricos para recorrer el amplio terreno, o para llegar a la playa y al campo de golf; otra opción es un paseo en barca para conocer los manglares y admirar los cocodrilos a una distancia segura.
Por su influencia asiática, Banyan Tree Mayakoba cuenta con un exclusivo spa especializado en técnicas tailandesas. Su ubicación sobre la laguna complementa su toque místico. Sus servicios, entre los que se incluyen masajes y tratamientos corporales, son brindados únicamente por terapeutas asiáticas que conocen las técnicas a la perfección.
Las villas son únicas en su tipo en toda la Riviera Maya. Separadas entre sí, la privacidad y comodidad reinan en el espacio. Su amplitud permite que cada una tenga su propia piscina, junto a la que se puede disfrutar del sol recostado en un camastro. Los baños enormes cuentan con islas centrales, y se puede gozar de la noche relajándose en la tina rodeada de veladoras. Continuando con la influencia asiática, la relajación está presente con la música programada, que acompaña a los huéspedes en sus actividades.