Complementando la entrega de la semana pasada, donde abordamos la nada agradable circunstancia de tenerle miedo a estar o quedarnos sol@s, en esta ocasión nos adentraremos en territorios donde la soledad no sólo resulta benéfica, sino que puede llegar a convertirse en una estupenda aliada de quien está inmerso en ella.
Para empezar, destaquemos que hay múltiples estudios que comprueban científicamente que aquellos hombres y mujeres que permanecen solos por decisión y convicción personal suelen involucrarse en dinámicas sumamente benéficas y productivas. Porque si bien es cierto que los seres humanos somos animales sociales por naturaleza, también es cierto que podemos alcanzar grandes avances individuales cuando le sacamos provecho a las sinergias emanadas de la soledad.
Cierto, la mayoría de las veces cuando se presenta, la soledad puede provocarnos un enorme vacío emocional y éste, irremediablemente, sí o sí nos puede conducir a la depresión. Pero si echamos mano de nuestra inteligencia mental y fortaleza emocional, rápidamente podremos adaptarnos a nuestra nueva circunstancia y voltearle la tortilla a nuestra cotidianeidad. ¿Qué tal si comenzamos a cuidarnos a nosotros mismos, descubrir nuevas aficiones y pasatiempos, retomar los estudios para mejorar nuestro escalafón laboral/profesional, salir a buscar nuevas amistades a las que no les incomode de vez en cuando convivir en manada y que también sepan disfrutar de la introspección que deriva de una muy bien entendida y comprendida soledad?
Otra enorme ventaja de estar solo se relaciona con el buen estado físico de nuestro cuerpo. Está demostrado que l@s solter@s dedican más tiempo a mantenerse en forma y a practicar algún deporte que aquéllos que se mantienen en pareja. L@s solitari@s, por ende, suelen presentar una mejor salud que aquéllos que han contraído matrimonio y se dejan engordar, porque, aquí regreso de nuevo a los famosos estudios científicos: aquellos que están involucradas en una relación duradera tienden al sedentarismo y eso ocasiona que ganen kilos, y esto se debe a que cuando uno vive en un matrimonio feliz, la preocupación por seguir atrayendo al otro desaparece. ¡Verídico!
Asimismo, si en un momento dado estás sol@ y al mismo tiempo desemplead@, hay más posibilidades de que puedas encontrar un trabajo que estando en pareja o casad@, porque aquéllos que permanecen solteros, hombres y mujeres por igual, tienden más a aventurarse cuando les surge una propuesta laboral fuera de la ciudad en donde residen. Y de la independencia económica mejor ni hablemos, cuando estamos solter@s no tenemos que estar rindiendo cuentas sobre
adónde va a dar todo el dinero que ganamos trabajando y también nos podemos dar nuestros caprichitos sin tener que pensar en posibles reclamos. Si estás solter@, seguramente estarás de acuerdo conmigo en que tus finanzas personales actualmente se encuentran más estables que en aquellos momentos en los que viviste en pareja.
Por último, también la sexualidad de las personas que están solas suele ser más completa y placentera que la de aquéllas que están en pareja y/o casadas. El no tener compromisos sentimentales con nadie les permite afrontar esta faceta de su vida de manera más desparpajada y sin tener que preocuparse por las exigencias de alguien fijo. Resumiendo, estar solo (claro, siempre y cuando tengamos la madurez necesaria para entender esta circunstancia como una oportunidad de crecimiento) impacta positiva y benéficamente nuestra autoestima y nos prepara para ser mejores personas ante la eventual llegada de alguien con quien quisiéramos involucrarnos.
Además… ¿olvidé mencionar que tu espacio es sólo tuyo y de nadie más?“A final de cuentas, más vale sol@ que mal acompañad@.