Considerada en los terrenos masculinos como el santo grial, porque todo mundo habla de ella, pero muy pocos verdaderamente saben de qué se trata, la sexualidad femenina durante siglos se ha erigido como una especie de misterio sin resolver por parte de los caballeros, quienes indefectiblemente (sin generalizar) tienden a forjar juicios, prejuicios e, incluso, tabús con respecto a ella.
Biológica y socialmente, la sexualidad femenina posee características diametralmente opuestas y contradictorias en relación a la sexualidad masculina. Sin embargo, ésta es 100% complementaria.
Hombres y mujeres tenemos roles perfectamente delineados cuyas peculiaridades nos permiten desempeñarnos de manera individual, pero también combinada, vinculada. Por ello, se vuelve una cuestión muy delicada que ambos géneros logren forjar un vínculo basado en el entendimiento y la comprensión de lo que es uno y de lo que es el otro.
El sexo mueve al mundo, ése es un hecho irreductible. Y la presencia o la ausencia de éste en la cotidianeidad de los seres humanos puede establecer una marcadísima diferencia en torno al balance emocional de todos. Ciertamente, aunque muchos hagamos hincapié de esta condición a manera de broma o para fastidiar a aquellas personas cercanas a nosotros, el sexo suele marcar el estado de ánimo de la gente, para bien o para mal. El simple hecho de percibir a una persona contenta o enojada en su diario devenir nos permite a veces conocer si está satisfech@ o insatisfech@ con su vida sexual.
Pero, ¿cómo entender en específico a la mujer con respecto a su sexualidad?, ¿qué factores son determinantes para que un hombre pueda considerarse un conocedor de ésta y de qué manera éste se vuelve un factor de peso para que su pareja logre, a través del sexo, encontrar balances emocionales definitorios?, ¿qué inspira a una mujer a estar dispuesta a trabar intimidad con un varón que le resulte atractivo y con el que exista una buena química de por medio? Éstas, indudablemente, son estupendas interrogantes, ¿no creen?
Primero que nada, para que un hombre pueda tener acceso pleno a la sexualidad de una mujer debe dejar de lado el egoísmo y desplegar un comportamiento que transmita confianza y atracción. Debe ser sensible, detallista, caballeroso y atender a la perfección con sus cinco sentidos las necesidades emocionales y sexuales de su pareja (novia, esposa, amante…) entender la causa-efecto de recordar en todo momento que la persona que tiene enfrente es distinta a él y que sus necesidades, por ende, también son diferentes.
La frigidez, los orgasmos fingidos, las disfunciones sexuales, el temor a ser rechazada por las formas de su cuerpo desnudo, los tabús y prejuicios, la falta de lubricación vaginal, la frecuencia del coito (a veces uno quiere más que otro), la falta de apetito sexual, el estrés, la ansiedad y la depresión e, incluso, algún abuso registrado en el pasado pueden ser factores que abonen en el terreno de un buen o mal entendimiento de la sexualidad de nuestra pareja. Hay que estar muy atentos y muy cuidadosos al momento de adentrarnos en los terrenos sexuales de esa persona en la que estamos interesados y a quien amamos. Al final del día, nos conviene, ¿no creen?
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Las chicas superpoderosas
No, no me refiero al trío de simpáticas heroínas de los dibujos animados que cautivaron a chicos y grandes no hace mucho. En esta ocasión se trata de un grupo de mujeres que, de acuerdo a la revista USMagazine representan a las celebridades más dominantes no por su éxito ni por su nivel económico, sino por aspectos como el esfuerzo, el trabajo, el dominio de su sexualidad y su cuerpo, pero sobre todo por la influencia que han llegado a tener en sus seguidoras, que las toman como ejemplo a seguir. No esperen en esta lista a Britney Spears o Lindsay Lohan:
- Oprah
- Miley Cyrus
- Adele
- Beyoncé
- Angelina Jolie
- J.K. Rowling
- Michelle Obama
- Julia Roberts
- Madonna
- Meryl Streep
Consultorio sexual
Pregunta:
¿Es posible hacerle entender a mi esposo, sin que ello desemboque en una batalla campal con su posterior guerra fría, que a las mujeres, o cuando menos a mí, a veces no tenemos ganas de sexo (ni siquiera que lo mencionen o lo sugieran); que otras tantas esperamos que los hombres sean tiernos y cariñosos, que de pronto también necesitamos que sean salvajes y dominantes en la cama, pero, sobre todo, que intenten (cuando menos disimuladamente) entender que nuestras necesidades sexuales y emocionales también son importantes?
—Adriana Romo (Gómez Palacio, Durango)
Respuesta:
¿Qué tal si empiezas por dialogar con él e intentar tener una buena comunicación? Nada te cuesta. Las necesidades de las mujeres y de los hombres van, por lo regular, en sentido contrario, pero también son complementarias. Si no hablas con él y le transmites lo que esperas, difícilmente tu esposo podrá adivinarlo o suponerlo.