Carmen decidió abortar el hijo que llevaba de su novio Iván, ella insistía que no estaba preparada para tener un hijo, A sus 18 años sentía que no tenía la experiencia, el dinero ni la capacidad para ser madre. Tres años más tarde se casó con Iván y tuvieron tres niños, formando una linda familia. Sin embargo, al poco tiempo de dar a luz a su tercer hijo, Carmen comenzó a sentirse deprimida. Al ver a sus hijos sanos, alegres y llenos de vida, a Carmen le vino el recuerdo del aborto y se llenó de un gran sentimiento de culpa. Se atormentaba pensando por qué abortó si finalmente término casándose con Iván y especulaba como hubieran podido arreglárselas para tener al bebé años atrás. Sufría constantemente, pensando como le había quitado la oportunidad de vida a un ser que nunca se pudo defender, que posiblemente hubiese sido tan lindo y feliz como sus hijos eran ahora. Carmen vivía con un dolor indescriptible. Su remordimiento y culpa se convirtieron en grandes fantasmas que le impedían gozar su vida y a sus hijos. Su dolor y sufrimiento eran tan grandes que se formó una barrera entre Carmen y sus niños, creando así una distancia entre ellos.
Mariana, una amiga de la familia notó la gran distancia entre Carmen y sus hijos; a pesar que Carmen se ocupaba de que no les faltara nada, se mostraba apática y desinteresada. Mariana le expresó su preocupación, de que no todo lo que se hace en la vida se puede reparar y no siempre hay manera de deshacerse de las culpas. Pero ciertamente castigarse a si misma sufriendo, no iba a hacer que la culpa desapareciera. Estaba siendo injusta con su familia ya que les estaba robando a sus hijos de la atención y dedicación que ellos necesitaban y merecían. No era justo hacer que sus hijos pagaran el precio y este camino sólo la iba a llevar a sentirse aún más culpable. Mariana insistió que en vez de pasar su tiempo sufriendo debería hacer algo positivo por su familia con dedicación y alegría. Sus hijos la necesitan. Si bien esto no haría desaparecer la culpa, quizá un modo de reparar consistiría en darles a sus hijos lo mejor de ella.
Carmen no entendía como podía mostrar interés sintiendo tanta culpa y malestar. Mariana le dijo claramente que debería dejar de pensar en ella misma y en sus sentimientos y que en vez, tenía que concentrarse realmente en hacer algo por los demás, empezando por su familia.
A pesar que en un comienzo no se le hizo fácil, Carmen empezó a poner el consejo en práctica. Pensó menos acerca de su pasado y se dedicó a ser más cariñosa con sus hijos y a hacer actividades junto con ellos. La alegría a cambio, que vio en el rostro de los niños, le dio la motivación necesaria para continuar esforzándose. De a poco comenzó a resultar un tanto más fácil y con el pasar del tiempo se convirtió en algo natural. Si bien aún se siente mal por haber abortado, esto ya no ocupa su mente constantemente. Su tiempo ahora está dedicado a compartir y estar presente en la vida de sus hijos. Los niños han recuperado a su madre y su madre ha vuelto a vivir.
La Receta
Aprendiendo a vivir con la culpa
INGREDIENTES
- 250g de valor
- 1 taza de aceptación
- 1 lata de responsabilidad
- 2 cucharadas de aprendizaje
- 1 puño de acciones
- 3 gotitas de perdón
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
MODO DE PREPARACIÓN
Vivir atrapado en la culpa es no vivir, ya que este sentimiento paraliza y no resuelve nada. Bien usada, la culpa ayuda a tomar conciencia para que el cocinero no vuelva a cometer el mismo error y para que pueda, cuando es posible, reparar la situación. Por ello, la culpa y el dolor que causa no deben ser negados o evitados.
Los hechos son acciones que no se pueden cambiar, son lo que son, se puede aprender de ellos para mejorar, pero el buen cocinero sabe que muchas veces es imposible deshacer lo que ya está hecho. Es necesario asumir responsabilidad, concentrarse en la realidad y tratar de cicatrizar las heridas, aprendiendo de los hechos que nos causan dolor y cocinando con ingredientes llenos de sabiduría y valor. Aprender a perdonar y perdonarse son sin duda los ingredientes más difíciles de conseguir, sin embargo cuando se adquieren, los platillos tienen un sabor muy especial.