Después de una divertida noche de copas Magdalena quedó embarazada y Víctor su amante, se desentendió completamente. El se sintió engañado por ella, Víctor asegura que Magdalena se embarazó tan solo por amarrarlo y poder casarse con él.
Víctor decidió alejarse de ella y jamás tener contacto ni siquiera con el bebé.
¿Será valido tener relaciones, divertirse y no tomar responsabilidad por las acciones propias? Es bien sabido que por más que uno se cuide, existe una probabilidad de que el método falle, accidentes suceden. Independientemente de si Magdalena tomó o no precauciones para quedar embarazada, se necesitan dos para tener un bebé y la actitud de Víctor muestra una gran irresponsabilidad e inmadurez. Pero esto sucede cuando tanto hombres como mujeres tienen relaciones «a la orangután.»
Las consecuencias están claras, al tener una relación sexual uno debe asumir la responsabilidad de su comportamiento, no se debe tomar una postura meramente animal, acostándose por instinto o por simple calentura, sin compromiso y sin valores que sostengan la relación.
¿En que estaban pensando? Disfrutar el momento como si éste no trajera consecuencias. Tener relaciones a «la orangután» respondiendo al instinto salvaje que todos llevamos dentro, despojándose de los sentimientos, compromisos, pensamientos etc. y nulificando la cualidad humana.
Que lástima que muchas relaciones humanas se han limitado a una relación física sin poder llegar a un nivel más profundo. Ya no hay quién pague la cuenta, encontramos cada vez más relaciones con gran inmadurez, egoísmo, falta de interés y desprecio por la vida. Muchas veces estos comportamientos se repiten de generación en generación, niños que crecen en un hogar destruido sin padre o madre como producto de la irresponsabilidad de hombres y mujeres que se acuestan como animales y no miden las consecuencias. Al crecer, muchos de estos niños se olvidan o ignoran la carencia, la inestabilidad y el dolor que ellos mismos sintieron y vuelven a comportarse como sus padres, trayendo al mundo una nueva ola de niños sin hogares estables. ¿Hasta cuando vamos a continuar con esta cadena? ¿Acaso ya no nos queda un tantito de respeto y cariño por nosotros mismos y nuestros hijos? Existen realmente muy pocas cosas que son sagradas en esta vida; las relaciones personales y la familia son algunas de éstas ¿por qué echarlas a perder por un momento de satisfacción pasajera y una vida llena de consecuencias?
LA RECETA
Titulo de la receta
INGREDIENTES
- 1 Taza de Responsabilidad
- 1 Taza de Compromiso
- 5 Gotas de Madurez
- 1 Litro de Amor
- Espolvoree con conciencia
- Dedique tiempo y atención
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
MODO DE PREPARACIÓN
La primera vez que hacemos algo que sabemos que es indebido o dañino nos lamentamos y hasta nos espantamos de nosotros mismos. La segunda vez, ya no es algo tan alarmante o doloroso pero cuando lo hacemos por una tercera vez, no solamente no lo vemos mal, desarrollamos nuestra propia filosofía que auto justifica aquello que en un principio sabíamos que estaba mal y lo transformamos en una virtud. La verdad es que es imposible vivir felizmente cuando sabemos que lastimamos o destruimos a las personas. Vivir sin conexión, sin sentimientos y sin valores solo trae vacíos, rencores y evasiones donde cada vez es necesario tener más o hacer más para poder sentirse vivo. Desafortunadamente todo lo que hacemos tiene consecuencias. Si se toma la debida responsabilidad, compromiso y madurez, evitamos tener una simple relación animalesca, hueca o temporalmente apasionada y construimos en vez, una relación sana, constructiva y duradera, dando como resultado el sentirnos a la larga más contentos con nosotros mismos, más seguros y bastante más satisfechos. Por otro lado también creamos el caldo de cultivo necesario para traer al mundo niños que puedan crecer sanamente en un hogar estable.
Lo más importante aquí es que cada quien paga su cuenta y vive una vida con mayor calidad y sentido. Recuerde que por pagar la cuenta no solamente nos referimos al los gastos que se tienen que pagar sino que también a hacerse responsable de las necesidades emocionales, físicas y sociales que tenemos que cubrir. Finalmente es bien sabido que hasta la pasión es un fuego que tarde o temprano se acaba consumiendo si no tiene los ingredientes necesarios para continuar creciendo.