Una discusión innecesaria
Elegir las palabras, el tono y el momento adecuado puede evitar grandes peleas
Decir lo que uno siente en una forma tranquila y antes de que el problema crezca, puede evitar un mal momento y la creación de una situación que pueda lastimar. Si uno calla pero la dificultad no desaparece y el enojo continúa aumentando y escalando, puede llegar al punto que uno finalmente explota, con lo que sólo se logra empeorar la situación. Un simple incidente se agranda y puede crear resentimientos, frustraciones y muchas veces, poner en peligro buenas relaciones.
El buen sabor de la vida se da cuando se logran solucionar los problemas de la cocina y ambas partes quedan satisfechas sin lastimar a nadie.
Los gritos e insultos que se escuchaban en la calle eran tan fuertes y pasionales que cualquiera pensaría que Susana y Patricia estaban discutiendo por una traición amorosa o un problema irreparable. Estas primas, amigas del alma y compañeras de la vida peleaban ferozmente por una simple botella de agua.
Susana tiene el habito de tomar agua continuamente, ella lleva botellas de agua a todas partes; Ella estaba en su auto esperando a su prima. Al subir, no pasaron ni dos minutos cuando Patricia tomó la última botella de agua y la bebió sin pedir permiso ni preguntar si alguien más quería un poco.
Susana se sorprendió. Pensó para adentro como podía ser que su prima fuera tan desconsiderada. Observó en silencio como Patricia estaba bebiendo toda el agua tomándola como su propiedad. Susana no dijo nada pero la expresión de su rostro se endureció. Permaneció en silencio mientras su prima conversaba.
Susana continuaba rumiando por dentro y preguntándose que le hubiera costado a Patricia pedirle un poco de agua. Ella jamás hubiera hecho algo así ya que siempre cuida esos detalles. También estaba segura que si decía algo, probablemente se crearía una gran discusión. Para este entonces, Susana comenzó a sentir bastante sed y se sentía enojada y de malhumor.
Pasaron unos momentos cuando Patricia comentó lo incómodo que es estar en un lugar donde no se puede comentar nada. Susana no pudo aguantar más y explotó: «¡no sabes cuánto me molesta que te hayas tomado mi agua sin siquiera preguntar si alguien más quiere un poco! ¡Yo tambien tengo sed!»
Patricia se molestó muchísimo por el comentario y el mal tono de voz. En seguida se puso a gritar y a insultar a su prima. Le dijo que se siente desilusionada, ella creía que entre ambas había confianza, no sabia que la relación de ellas tenía el precio de una botella de agua, Susana le había puesto límites a la relación y la intimidad, y la naturalidad entre ambas había desaparecido. En un abrir y cerrar de ojos, la discusión comenzó a escalar y de un grano de arena se hizo una gran montaña con gritos, ofensas y llantos.
Finalmente, la botella de agua no era ya el problema de la discusión, sino la falta de consideración, los malos tonos de voz y la relación entre ambas. Quizá todo este malestar se podría haber evitado si Susana hubiera hablado con amabilidad antes de que Patricia hubiera tomado el agua, con lo cual se podría haber evitado el problema o no hubiera continuado aumentado y el enojo no se hubiera acumulado.
LA RECETA
Previniendo el enojo, mejorando las relaciones
INGREDIENTES
- 1 taza de aceptación
- 1 manojo se comunicación efectiva
- 3 cucharadas de gentilieza
- 2 trozos de control
- 4 gotitas de compromiso
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
Reconocer los sentimientos a tiempo evita grandes problemas
MODO DE PREPARACIÓN
- El mejor remedio para el enojo es la prevención. Reconocer el punto de ebullición y poderlo calmar antes de que se convierta en un desastre es la habilidad más grande que cualquier cocinero puede tener. Le regala paz y mucha tranquilidad.
- Es básico reconocer los sentimientos de las otras personas sin ser defensivo o agresivo. Cada uno tiene su propio modo de pensar; pretender entender y llevarse bien con todos es irreal. Saber escuchar, respetar y genuinamente apreciar a los otros enriquece y mejora las recetas de la vida.
- Hay que ser responsables de las acciones propias. Aceptar los errores, escoger ser adulto y tomar conciencia de los actos, eligiendo siempre lo que es correcto, crea un carácter ejemplar. Entender los propios comportamientos siempre ayuda a mejorar la sazón en las relaciones personales.