Cada persona percibe el cambio con una perspectiva muy distinta lo que para una persona puede ser una prioridad que determina sus todas acciones así como sus motivos y sus preocupaciones, para otras simplemente puede ser un asunto sin importancia que solo implica una molestia, un temor o simplemente una posibilidad para mejorar sin tener mayor urgencia en su vida.
Lo que es cierto es que «La vida no espera a nadie», las oportunidades que llegan o se aprovechan o se pierden. Si cambia uno o decide no hacerlo el único que gana o pierde será la persona que toma o deja la decisión de hacerlo. La realidad es clara y objetiva. Ya sea que se vive una vida «cómoda», limitada y sin deseos de superarse o se hace todo lo posible por aprender, crecer y salir de la zona de confort y descubrir nuevas oportunidades.
Evitar o evadir el cambio y la superación, es cometer un suicido emocional y negar la esencia de la vida
El miedo al cambio, el temor a lo desconocido, la formación del carácter, el destino y de las causalidades que determinan la vida de cada ser son temas comunes que constituyen múltiples estudios y tratados. Sin embargo por qué no ver este tema desde otro punto de vista. Habrá personas que no cambian a pesar de que se comprometen hacerlo simplemente porque no se les da la gana. ¿Sera que la satisfacción de lastimar y causar dolor sea un motivo mayor, que la misma posibilidad de cambiar y sanar sus relaciones personales? Entonces podría ser que, estas personas prefieren vivir una vida amarga, con problemas y con la imposibilidad de sentir una conexión profunda con las personas que su misma actitud lastima.
Que se puede decir en realidad este tipo de personas más que miedo al cambio tienen una actitud testaruda, o ceguera mental y emocional, quizá un término más ejecutivo para describirlos seria: Personas que padecen de burocracia mental y personal.
No cambiar a pesar de causar dolor y frustración que causan, es un crimen moral.
No intentar cambiar simplemente por justificarse o tener miedo hacerlo, es una traición personal.
No cambiar porque no se tiene el valor, es lamentablemente una gran pérdida.
No cambiar, despreocuparse de las consecuencias y apartarse del mundo, es un pecado.
No ver la urgencia o las oportunidades que brinda el cambio, es dejar de vivir.
En realidad la vida fluye, las estaciones del año cambian, los seres humanos se desarrollan. Todo lo que fue ayer, hoy tiene otra oportunidad, vivir implica crecer, aprender, cambiar…
Ya no esperes un día mas, la ceguera mental y emocional, la burocracia, a obstinación y la terquedad solo te están quitando oportunidades para vivir plenamente y disfrutar todo lo que tienes, no esperes un momento más, cambia porque puedes, porque lo necesitas y porque te conviene.
Hay que vivir… Hay que gozar…..Hay que cambiar…
La receta
Valor para cambiar
Ingredientes
- 1 taza de aceptación- reconocer la realidad, entender la situación
- 2 cucharadas de fortaleza- valor para iniciar acciones concretas y para vencer viejos hábitos
- 1 pieza de orden mental – establecimiento de prioridades y necesidades
- 2 manojos de decisión y determinación- acciones firmes, motivos claros y objetivos definidos
- ½ sobrecito de empatía- sensibilidad y compresión por los demás
- 1 lata de constancia- seguimiento y cumplimento continuo hasta obtener los resultados esperados
- Fe y confianza según sea necesario
Recomendación del chef
cada persona tiene sus propios motivos y razones para ser, actuar y pensar, sin embargo si su manera de ser, molesta o impide que sus relaciones fluyan efectivamente, entonces ya tiene un motivo suficiente para cambiar, a pesar de que este, no vea la razón para hacerlo.
Modo de preparación
- Es importante entender y aceptar la realidad. Ser objetivo y realista ofrece la posibilidad de concebir la necesidad y las posibilidades de mejora y cambo. Reconocer los obstáculos que interfieren con la autorrealización da energía y fortaleza para cambiar.
- La conciencia y la estructura mental son ingredientes básicos para el cambio. Cuando la persona tiene una mente limpia, tranquila y bien organizada se le facilita la disposición al cambio. Tener una mentalidad abierta, flexible hace toda la diferencia.
- Cuando no se puede cambiar por uno mismo, se debe de cambiar por los seres queridos. Si es difícil el cambio por uno mismo, es importante enfocarse en los demás, al ver los resultados efectivos, se incitara la posibilidad de cambio interno.