Los hijos ya no escuchan
Padres desesperados, hijos testarudos y un mundo loco.
Cada vez son mayores las quejas de los padres que sienten que han perdido el poder y la influencia sobre sus hijos. Entre tantos medios de comunicación, la complejidad de la tecnología y la necesidad de salir adelante para mantener a la familia, muchos padres se han dejado vencer lentamente dejando que sus hijos tomen sus propias decisiones. Ha disminuido la supervisión, la autoridad y los buenos consejos basados en la experiencia y el amor incondicional que los padres tienen hacia sus hijos.
La base para buena comunicación radica en una transmisión efectiva.
Carlos y Fabiola, los padres de Laura, están desesperados. No saben que hacer para lograr que su hija termine con la relación amorosa que tiene con su jefe del trabajo; un hombre que no puede tener buenas intenciones ya que además de ser 15 años mayor que ella está aún casado y tiene 3 hijos con su mujer. Lejos de quererla y ayudarla, la está utilizando para divertirse y evadir los serios problemas que tiene en su matrimonio.
Los padres de Laura están convencidos que su hija se está dejando llevar por una ilusión. Le aseguran que los sentimientos engañan y confunden al corazón. Le explican que este hombre se está aprovechando de su ingenuidad y de las ganas de sentirse querida y apreciada. Es obvio que Laura no está pensando con la cabeza y no entiende de razones.
Sus padres la enfrentan y la critican pero no muestran empatía. Nunca le hacen saber que ellos comprenden sus sentimientos y sus temores. Ella insiste que sus padres no la entienden y si siguiera sus consejos, sufriría y sentiría una gran soledad.
Fabiola y su esposo le piden, le ruegan, tratan de explicarle, se enojan, amenazan y finalmente se resignan ya que tienen miedo de que su hija deje de hablarles. Han pedido ayuda a sus amigos y han conversado hasta con el amante de Laura. Todo ha sido en vano; desafortunadamente no hay razones para un corazón enamorado. La mamá de esta joven llora sin parar; sabe que su hija no va hacer feliz. A la larga, esta relación le va a romper el corazón y le puede echar a perder una vida que pudiera ser plena y exitosa. Después de todo, Laura aun es joven, capaz, estudiosa, atractiva y es muy doloroso verla malgastar su vida.
Hoy en día los padres de Laura sienten que no hay nada que puedan hacer o decir ya que su hija no los escucha. Está profundamente enamorada y no tiene interés de entender las razones que sus padres le están presentando. Fabiola y Carlos piensan que lo único que les queda es esperar a que un día, Laura recobre su sentido común y termine con esta relación.
«Un padre no debe estar contento cuando su hijo toma una mala decisión aun cuando esto pareciera hacerlo feliz en ese momento»
LA RECETA
Padres con poder, hablar para ser escuchados
INGREDIENTES
- 1 taza de amor incondicional
- 1 taza de autoridad
- 1 cucharada de comunicación clara
- 2 cucharadas de ejemplo a seguir
- 1 sobre de empatía
- Rocíe tiempo necesario para cocinarse
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
Los padres tienen la obligación moral y personal de educar a sus hijos.
MODO DE PREPARACIÓN
- Ser padre no significa aceptar incondicionalmente todas las conductas de los hijos. Es primordial buscar la seguridad, el bienestar y sobretodo la integridad de los hijos, aunque esto implique tener discusiones y momentos desagradables en la relación.
- Hay que hablar clara y sinceramente, a la larga los hijos siempre escuchan. Cuando la comunicación es transparente, sale directamente del corazón y está basada en una buena relación, la probabilidad de encontrarse con una oposición constante es menor. Ser congruente da poder y consistencia a todas las relaciones.
- No existen los límites para sacar adelante a los hijos. Un padre, al igual que un buen cocinero, debe tratar de evitar al máximo que ocurran posibles tragedias, sobretodo, si pueden ser controladas. La mejor defensa es una buena prevención. A su vez, un buen ejemplo acompañado con experiencia y amor incondicional son la clave para el éxito de esta receta.