Estamos viviendo en un mundo peligroso donde las noticias acerca de violencia e inseguridad se han convertido en parte de la rutina diaria hasta el punto que ya nos hemos acostumbrado y han dejado de alarmarnos tanto. Por supuesto que aún nos quejamos, comentamos que tan ridícula es la situación actual, afirmamos con seguridad la dolorosa verdad de estar rodeados de múltiples asaltos, terrorismo, drogas, desempleo, etc. y luego pasamos a hablar de otros temas dejando la cruda realidad de costado.

No se puede cambiar y mejorar aquello que no se acepta ni se quiere ver.

Todos estamos conscientes hay que protegerse más y exponerse menos, pero no nos involucramos en tratar de hacer algo por cambiar la situación. En vez, nos amoldamos, tomamos alguna nueva precaución y tratamos de continuar nuestra vida diaria pretendiendo que esto es un problema de otros. Si bien es cierto que hay muchas cosas que se encuentran fuera de nuestro control también es cierto que el hecho de no hacer nada al respecto y pretender que algún día la situación va a cambiar es una fantasía, prácticamente imposible.

¡Qué desilusión tan grande para los turistas cuando sus vacaciones se arruinan por una mala experiencia! Uno suena todo el año con aquel momento en que pueda tomarse un descanso, salir de la rutina diaria y poder disfrutar de un paisaje distinto, ya sea el sol y la brisa del mar, la tranquilidad de las montañas o las calles y atracciones de la visita a otra ciudad. Y sin embargo, todo puede derrumbarse en un instante si uno es víctima de la violencia.

Letty llego llorando y sus piernas no le dejaban de temblar, después de haber salido a dar un paseo y a tomar un helado con sus hijos y sus sobrinitos. ¿Qué pudo haber pasado en una hora?

Por un buen rato Martin, su marido, no pudo entender lo que Letty decía, ya que no paraba de sollozar, hablaba mucho y sin coherencia. Cuando finalmente se calmó, le explico a su familia que sin querer había dado vuelta una cuadra antes de lo acostumbrado y que la habían detenido. Un grupo de soldados estaba revisando todos los autos. Letty se puso muy nerviosa y pidió que no la hicieran bajar del coche ya que estaban los niños y se mostraban muy asustados. El soldado le explicó que estaban haciendo una redada y había habido incidentes de violencia en esa área. Letty se asustó aún más. Tenía miedo de estar allí, cerca de donde podrían estar estos delincuentes que en cualquier momento podrían iniciar un tiroteo con grupos rivales sin importarles si gente inocente resultaba víctima de sus actos de violencia. El soldado notó su mirada de pánico e intentó tranquilizarla; le explicó que el incidente había ocurrido hace un par de horas y aparentemente todo estaba tranquilo. Letty por primera vez sintió en carne propia la realidad que se estaba viviendo y de la que hasta ese momento solo había leído pero había ignorado.

Cuando logro tranquilizarse, Letty se puso a reflexionar acerca de la situación. Se dio cuenta que ella había decidido ir de vacaciones a este lugar sabiendo de antemano que había aumentado la inseguridad y la violencia. Pero es una de esas cosas que uno no quiere ver y trata de ignorar. Uno trata de tomar medidas inteligentes y sensatas como vigilar más a los hijos, exigirles horarios, prestar atención cuando uno camina, cerrar las puertas con llave, etc. pero ¿qué estamos haciendo realmente? ¿Elevamos nuestras voces en protesta en forma organizada y consistente? ¿Exigimos realmente a nuestros gobiernos mayor seguridad? ¿Reevaluamos nuestros valores, el sistema educativo y las estructuras sociales? ¿Enfrentamos la raíz del problema? ¿O el silencio y el miedo se han apoderado de nosotros y nos han dejado imposibilitados de hacer algo para poder vivir en un mundo más sano, seguro y tranquilo?

Es probable que aceptar la realidad sea un trago amargo, pero evadirla es aún peor.

LA RECETA

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Sanando al mundo

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INGREDIENTES

  • 1 caja de responsabilidad y compromiso
  • 2 cucharadas de acciones continuas
  • 3 gotas de límites
  • 1 racimo compasión
  • 1 trozo de verdad

RECOMENDACIÓN DEL CHEF

El silencioy la apatía son tan culpables como la maldad y la agresión

MODO DE PREPARACIÓN

  1. Para tener un mundo seguro, pacífico y positivo hay que construirlo. No se puede vivir en una burbuja. Nada sucede solo. Cada uno es responsable de sus acciones así como de la parte que le corresponde aportar en el mundo donde vive.
  2. La bondad y la maldad son contagiosas. La combinación adecuada de ingredientes positivos y nutritivos motiva e inspira. A su vez, la envida, el odio, el egoísmo y la arrogancia afectan y contaminan. Una elección adecuada mejora la vida de todos.
  3. Aquello que no se quiere ver contribuye a empeorar lo sucedido. No hay justificación para la violencia y la maldad. Cerrar los ojos, no querer aceptar que existen, que dañan y destruyen, sólo nos hace insensibles, cómplices y miserables.

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