El título de la paternidad no tiene fecha de expiración
¡Qué bello y que difícil es ver a los hijos crecer! Uno de los privilegios más grandes que se puede tener en la vida indudablemente es ver a los hijos recorrer el camino desde que son chicos hasta que se convierten en personas independientes, capaces de vivir una vida con sentido, logros y llena de satisfacciones. ¡Qué gran placer el poder criarlos, protegerlos, enseñarles desde sus primeras palabras, guiarlos cuando empiezan a caminar, ayudarlos a que aprendan a resolver sus problemas y así sucesivamente!
Buenos padres son aquellos que ofrecen los ingredientes necesarios para que sus hijos puedan sazonar sus vidas con el mejor sabor posible y aprender que no existen errores imposibles de componer
La labor de ser padres nunca termina. Sin embargo, hay veces que este trabajo se llega a confundir y en lugar de dejar que los hijos maduren, sean responsables de sus propias acciones y sufran sus consecuencias, se piensa que para ser mejores padres se los debe cuidar y proteger constantemente. Esto les impide a los hijos crecer sanamente y convertirse en personas seguras, autónomas y responsables .
En una reunión del grupo de madres voluntarias de la escuela, Larisa comentaba con una risa un poco nerviosa las dificultades tan grandes que tiene para que su hijo se tome sus medicinas. Con una descripción muy meticulosa contaba la angustia que le ocasiona cuando su hijo, Manuelito, no se toma las pastillas a tiempo. El doctor le explicó que para que el efecto sea el esperado es vital ser disciplinado y tomar la medicación tal como esta indicado; en su caso, tres veces al día y a la misma hora.
Larisa comprende que Manuelito está entretenido con sus cosas, sus amigos y sus problemitas, así que ella lo busca y lo persigue por toda la casa para que no se olvide de tomar la medicina a tiempo. De hecho, cuando ella sale de viaje le habla por teléfono o se lo encarga a su esposo. Larisa insiste que su «bebo» ya crecerá y que pronto entenderá lo importante que es tomar las medicinas. Cuando ese día llegue ella ya no tendrá que preocuparse, pero por ahora es su deber y ella está orgullosa de ser una buena madre que cuida y ayuda a su nene.
Las señoras del grupo escuchaban con atención los relatos de Larisa, parte por su simpatía y parte por su preocupación. Contaba como en ocasiones reta a su hijo para que tome la prescripción, en otras le promete regalos y a veces hasta esconde la medicina adentro de pasteles o golosinas para no darle oportunidad a que se oponga al tratamiento. Su hijo sabe que la medicación le ayuda enormemente a concentrarse mejor, a ser menos ansioso y agresivo, así que él entiende que es para su propio beneficio.
Una señora que no conocía bien a Larisa le preguntó por curiosidad «¿cuántos años tiene el bebo?» La madre orgullosa le contestó: «sólo tiene 21 años pero ya crecerá… estoy tranquila porque con el tiempo todos crecen, ¿verdad?»
¿Quién tiene el mayor problema? ?¿La madre por no dejar crecer a «su bebote» o el hijo por querer seguir viviendo como un chiquillo sin responsabilidades?
La Receta
Hijos sanos e independientes
INGREDIENTES
- 1 cucharada de responsabilidad
- 2 tazas de confianza
- 1 manojo de ejemplo
- 1 rebanada de madurez
- 5 gotas de amor
- 1cubito de objetividad
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
Proteger eternamente a los hijos es convertirlos en personas invalidas
MODO DE PREPARACIÓN
- Querer verdaderamente a los hijos es ayudarlos a crecer y ser independientes. Enseñarles a tomar decisiones adecuadas, permitir que cometan errores y motivarlos a que se superen, son condiciones valiosas para que puedan lograr una vida sana e independiente. Después de todo, éste es uno de los principales objetivos y fuente de orgullo de los padres.
- Cada etapa del desarrollo presenta distintos retos. Aprender a diferenciar y a balancear las necesidades de cada hijo ayuda a alcanzar madurez y fortalecer la relación familiar. Enseñarle al niño a pedir ayuda sin crear dependencia es un verdadero talento.
- Dejar ir a las personas que más se quiere es un momento difícil y doloroso. A la vez, es un instante grandioso y satisfactorio. Preparar el camino para transferir el control y responsabilidad por las acciones propias es uno de los períodos cruciales en la relación padre/hijo que determina madurez y autonomía. Los hijos valoran su independencia, aprecian el amor y agradecen la confianza que se les tiene.